sábado, 31 de julio de 2010

5.1.2. Características históricas


1. Reseña histórica general (Fuente: www.girardota.gov.co y Monografía

Histórica del Municipio de Girardota –U de A - 2003)

La zona en la que hoy se encuentra Girardota fue habitada por los indios Nutabes y Yamesíes, que se dedicaban básicamente a la agricultura. En 1620 un grupo de colonos de Antioquia se ubicó en el paraje de San Diego y fundó el caserío, el cual quedó dependiendo de la ciudad de Santa Fe de Antioquia (capital del departamento en ese entonces), hasta 1675 que pasó a depender del caserío de la Villa de Medellín. En 1648 adquirió estas tierras doña Margarita de Alarcón, viuda de Miguel Marín, a la muerte de ésta fueron rematadas en la plaza pública de Santa Fe de Antioquia en 1651, las adquirió Antonio Gómez de Salazar para su hermano Juan Gómez de Salazar gobernador de la Provincia, quien estableció su morada en el paraje que se ha conocido como San Esteban donde tuvo un hato que denominó "Hatogrande" y un poco hacia el norte otro, el "Hatillo" tal vez por ser de menores proporciones. Esos hatos, al igual que el llamado "Hatoviejo" pasaron a poder de doña Ana de Castrillón. El 11 de mayo de 1734 compró las tierras de Hatogrande, el doctor Sancho Londoño Zapata, hermano de doña Javiera. Las heredó el Pbro. Doctor Sancho Londoño Piedrahíta, sobrino de doña Javiera y de éste pasaron al Pbro. Manuel Londoño Molina a quien se considera como el fundador de la población.

Fue el padre Manuel Londoño M. persona muy acaudalada. Por los diversos testamentos que otorgó se sabe que tenía casa de dos pisos en la plaza mayor de Medellín; casa de iguales condiciones en Hatogrande; varias casas de campo, así como varias minas y salados, caleras y muchas tierras en diversos puntos; declaraba poseer en La Ceja 45 reses que no tenían marca; 150 animales entre yeguas, caballos, mulas, muletos, padrones, potros, "todo lo que se hallaba marcado con mi fierro"; dos trapiches, doscientas cincuenta reses en Hatogrande y además 110 esclavos, amén de muchas otras cosas más. Era dueño de una capilla en Hatogrande la que dotó con prodigalidad y para la que hizo traer la imagen del señor Caído.

El 31 de diciembre de 1757 el gobernador José Barón de Chaves creó el partido de Hatogrande, dependiente del Cabildo de Medellín. En lo eclesiástico dependía de Copacabana. El 21 de septiembre de 1833 el gobernador Juan de Dios Aranzazu creó la parroquia. Dice la parte principal del decreto: "Eríjese en el partido de Hatogrande, en donde está la Capilla del Señor Caído una nueva parroquia con el nombre de Girardota para conservar la memoria del esforzado Coronel y distinguido Atanasio Girardot . . . ". El gobierno central dio su aprobación poco después. La población fue erigida con 1.824 habitantes, comenzando así la vida civil del nuevo Municipio de Girardota. Era la época en que la creación de parroquia equivalía a su vez a erección en distrito. (El mismo caso de Caramanta y otros distritos). Por su parte el Vicario Capitular Pbro. José Miguel de la Calle expidió el decreto ratificando la erección en 1834. La Ordenanza 37 del 29 de abril de 1912 hizo una modificación en el nombre al disponer que sería el de Girardot pero la Ordenanza 18 del 11 de abril del año siguiente, 1913 dispuso: "A partir de la publicación de la presente Ordenanza el Municipio de Girardot se llamará oficialmente Girardota.

1. MONOGRAFÍA HISTÓRICA DEL MUNICIPIO DE GIRARDOTA

2.1. LOS GRUPOS ANTIGUOS EN EL MUNICIPIO


La preocupación por reconstruir el pasado aborigen del Valle de Aburra y particularmente del municipio de Girardota es reciente. Este ejercicio ha requerido de la investigación de las diferentes fuentes: las documentales que nos hablan de los grupos humanos que habitaban esta región antes de la conquista y colonización española y la investigación arqueológica que con sus diferentes métodos recupera evidencias dejadas por los grupos más antiguos asentados en este territorio.

2.1 El pasado antiguo del Valle de Aburrá


La arqueología, ha dado a conocer fragmentos de la vida de los grupos nativos, tanto de los que encontraron los españoles en su avanzada, como de aquellos antiguos grupos que ingresaron a nuestro territorio por corredores naturales, hace mas de 10.000 años antes de Cristo. De estos últimos, en el valle de Aburra se han definido cuatro momentos de ocupación antigua:

La primera ocupación corresponde al avance y conocimiento del territorio por parte de pequeños grupos recolectores y cazadores, suceso que ha sido reseñado aproximadamente entre los 8000 a 3000 años antes de Cristo. El hallazgo en Niquía de puntas de proyectil elaboradas en piedra que servían para la cacería de animales, fue la primera evidencia; ésta plantea desde entonces, el probable ingreso de estos grupos al Valle de Aburra desde el Magdalena medio, atravesando valles transversales y montañas. Recientes investigaciones realizadas en el municipio de La Estrella y en el corregimiento de Altavista de Medellín, han recuperado otras evidencias para el 6000 y 4000 años antes de Cristo que reportan la presencia de grupos probablemente semi-nómadas, dedicados al aprovechamiento de los recursos vegetales, la caza y la pesca y probablemente estaban cultivando la tierra para el autoconsumo. Al parecer estos grupos elaboraban cestos donde transportaban los alimentos que recogían; utilizaban herramientas fabricadas en piedra para cortar árboles, plantas frutos y machacar semillas, arar la tierra y para cazar animales.

La segunda ocupación en el valle de Aburrá data entre los 3000 años antes de Cristo y los primeros años después de Cristo. Estos asentamientos se caracterizan por ser pequeños poblados agro-alfareros que ocupaban suelos fértiles del sector sur del valle, esta ocupación fue continua e intensa; en sus inicios contaban con baja densidad de población, posteriormente reportan un aumento habitando tanto las zonas bajas y amplias del sur de valle, como las partes altas, en las cuales adecuaron aterrazamientos de menor tamaño. El desarrollo social de estos grupos probablemente trajo consigo un cierto grado de complejidad mayor que los grupos del periodo anterior, donde los asentamientos de laderas bien se podrían corresponder con unidades familiares menores, y los asentamientos de las partes bajas y amplias correspondería a unidades de mayor jerarquía .

Para esta época, las evidencias palinológicas registran áreas abiertas entre los bosques antiguos, presencia de granos de polen de maíz y pequeñas mazorcas fósiles de maíz, y las arqueológicas reportan instrumentos de piedra para el procesamiento de recursos agrícolas que nos remiten a sembradíos en áreas cercanas a los poblados. La gente además, fabricó vasijas de barro para el almacenamiento de bebidas y la cocción y consumo de los sus alimentos; esta actividad alfarera ha servido a los arqueólogos para identificar la presencia de estos grupos, ya que es muy común encontrar fragmentos de estas vasijas en los sitios arqueológicos, los cuales poseen una serie de elementos como forma, color, textura, decoración y diseño. La cerámica de este segundo periodo, por haber sido encontrada por primera vez en el sitio La Ferrería del municipio de La Estrella ha sido llamada por los arqueólogos cerámica del estilo Ferrería.

El tercer momento de ocupación ha sido ubicado aproximadamente en los primeros siglos de la era cristiana hasta el siglo VIII. Acompañando a los grupos de la producción alfarera Ferrería, se han encontrado evidencias, de otro grupo humano, que muy probablemente haya ingresado al valle desde el sur del país; este grupo contaba con organizaciones sociales complejas y jerarquizadas, y un modelo económico sustentado fundamentalmente en actividades agrícolas y mineras, en explotación de fuentes salinas y de oro. El registro arqueológico identifica la presencia de este nuevo grupo por el hallazgo de otro tipo de material cerámico; se trata de un nuevo estilo denominado cerámico Marrón Inciso que posee elementos tecnológicos que los diferencia de la cerámica Ferrería. Por los resultados de las investigaciones arqueológicas sabemos que este nuevo grupo se asentó por todo el valle de Aburra y particularmente aquí se le llama cerámica Pueblo Viejo nuevamente por haber sido encontrada por primera vez en este sitio del municipio de la Estrella.

El registro arqueológico presenta en el valle de Aburrá vacíos entre el siglo X y el XIV, pero para los siglos XV y XVI se reporta una buena cantidad de información proveniente, en su mayoría, de sitios de enterramiento y algunos sitios de vivienda. El estudio de este tipo de evidencias muestra una importante población presente en el valle, que realizaba rituales funerarios de gran interés, como lo muestran las estructuras funerarias en forma de vivienda encontradas en el cerro el Volador y las tumbas de pozo con cámara lateral en los cerros tutelares del valle. En estos contextos se reportan elementos materiales que nos hablan de otros aspectos sociales de estos grupos como es el caso del hallazgos de numerosos volantes de huso, sellos y pintaderas al interior de las tumbas, registro que plantean la actividad textil. La cerámica característica de este último periodo muestra una ruptura con la de los períodos anteriores, se caracteriza por su sencillez y acabados burdos, en términos generales para el Valle de Aburra ha sido llamada cerámica Tardía.

2.2. Asentamientos prehispánicos en el municipio de Girardota
En los últimos años, tres de los trabajos arqueológicos adelantados en el Valle de Aburrá han reportado valiosa información sobre la arqueología del municipio de Girardota en estos se han reportado evidencias arqueológicas en las veredas El Totumo, Manga Arriba y Las Cuchillas ubicadas hacia el oeste de la cabecera municipal; Juan Cojo, El Barro, Jamundí parte alta y parte baja, hacia el sur del casco urbano y las veredas Encenillos, San Diego en la parte sureste de la zona urbana, El Incendio, La Matica, loma de Los Ochoa, San Esteban, Portachuelo hacia el noroeste de la zona urbana y hacia el sector norte del municipio en las veredas San Andrés, La Palma, El Socorro, Potrerito (Fotos 8,9,10).

La distribución de la población en tiempos arqueológicos que ocupó el municipio, se concentro en el sector central del municipio, donde sobresale el depósito aluvial formado por la cuenca del río Medellín, este sector concentra una gran cantidad de sitios arqueológicos y más aún presentan los de mayor extensión. Hacia el suroriente se encontró una menor densidad de sitios asociados generalmente a las principales fuentes de agua; así mismo sucede en el sector norte de la banda occidental y Hacia el suroccidente se identificó un número bastante reducido de sitios con importancia arqueológica asociados a las corrientes de agua

Según las investigaciones, las evidencias arqueológicas en Girardota corresponden a sitios que contienen material cultural de los tres periodos arqueológicos agroalfareros identificados para Antioquia y el Valle de Aburrá Aunque en Girardota no se han recuperado evidencias del periodo de cazadores recolectores, a través de las evidencias reportadas para el valle de Aburrá, es posible que este territorio haya sido escenario de tempranas actividades de cacería y de campamento para estos grupos; futuras investigaciones bien podrían hallar este tipo de evidencias en el municipio.

El periodo agroalfarero temprano caracterizado por la presencia de cerámica Ferrería, en Girardota reportó un asentamiento limitado comparado con el poblamiento que se dio en el sur del Valle de Aburrá en los municipios de la Estrella, Itagüí y la parte sur de Medellín, zonas que poseen suelos mas fértiles que Girardota. Los pocos asentamientos de este periodo encontrados en el municipio tienen menos de una hectárea de extensión, donde tan sólo se puede hablar de un poblamiento inicial poco denso, caracterizado por sitios pequeños y dispersos

La situación cambia significativamente para la ocupación del periodo identificado por la cerámica Marrón Inciso denominada Pueblo Viejo para el Valle de Aburrá. El cambio más importante es el énfasis en el poblamiento, ya que en Girardota fue posible identificar varias aldeas de considerable tamaño, todas ellas concentradas hacia el sector centro occidental del municipio. La más grande de estas aldeas tiene alrededor de seis hectáreas y se encuentra relativamente aislada de otros asentamientos. Otras concentraciones de población ubicadas algo más al sur presentaron entre cuatro, y 1.6 hectáreas. Estos sitios se ubican en terrenos que presentan una pendiente suave y es muy posible que los asentamientos fuesen aún más grandes, puesto que, el casco urbano de Girardota se encuentra precisamente al lado de ellos. Así mismo se localizaron poblados dispersos menores de 2 hectáreas.

Lo que se encontró entonces en Girardota, es una distribución de asentamientos de sitios menores de dos hectáreas, junto con otros constituidos por las aldeas mayores de tres hectáreas; la información arqueológica precisa que estas aldeas no parecen ser muy densas.

Para la Ocupación Tardía, se detecta un nuevo cambio en la distribución de la población, las concentraciones de la ocupación Pueblo Viejo desaparecen para dar paso a un poblamiento disperso y caracterizado por sitios pequeños. Las zonas donde se encontraban las aldeas mayores de 3 hectáreas se desocupan (como sucede en el lugar donde se encontraba la aldea más grande) o, por lo menos, la población desciende considerablemente.

Estas ocupaciones antiguas se asentaron en terrenos que les brindaban una serie de recursos. Las investigaciones arqueológicas y palinológicas realizados en el sitio San Diego, precisamente uno de los grandes asentamientos de la ocupación Pueblo Viejo, plantean que se cultivaba maíz y yuca, aunque el grado de intervención antrópica sobre el paisaje era limitado ya que al menos en la primera parte de la secuencia de ocupación del sitio, con una fecha del 320 +/- 120 A.C. reporta que el bosque es aún predominante. Adicionalmente la disponibilidad de recursos mineros como la sal y el oro presentes en el municipio, hacían parte la dinámica de las aldeas asentadas en los depósitos aluviales del río de Aburrá.



Se destaca la presencia de petroglifos en la vereda El Socorro. Estos pueden corresponder a evidencias de los grupos agroalfareros tempranos.

En la tabla 3 se presenta una relación de los sitios arqueológicos presentes en Girardota que cuentan con análisis cronológico.

Tabla 3. Sitios arqueológicos del municipio con datos de C14

Código de laboratorio Beta

Procedencia

Fecha

Contexto de hallazgo

Sitio

Vereda

A.C.

D.C.

100533

El Indio

San Andrés

960±60

DOMESTICO

141052

San diego

San diego

320 ± 120

VIVIENDA

127747

Loma Ochoa 1

Loma de los Ochoas

240±50

VIVIENDA

127745

El incendio

Girardota

290±50

VIVIENDA

111753

La Palma

La Palma

330±60

FUNERARIO

127744

El incendio

Girardota

340±50

VIVIENDA

111209

La Palma

La Palma

360±60

FUNERARIO

111754

La Palma

La Palma

400±60

FUNERARIO

108042

La Palma

La Palma

420±60

FUNERARIO

100534

La Palma

La Palma

730±80

DOMESTICO

100535

La Palma

La Palma

770±20

DOMESTICO

111755

La Palma

La Palma

940±50

RASGO

127746

Loma de los Ochoas

Loma de los Ochoas

1270±50

VIVIENDA

2.3. EL SIGLO XVI

Los primeros relatos de los acontecimientos históricos que sucedieron en nuestro país en el siglo XVI, están ligados a las crónicas de conquista relatos que describen desde la mirada de los españoles, los diferentes sucesos ocurridos en el encuentro de estos dos mundos, allí se describen episodios de las hazañas que los conquistares tuvieron en la empresa de conquista y se refieren algunos elementos de la colonización de una multiplicidad de grupos nativos que salían al encuentro del español.

El nuevo colonizador se tuvo que enfrentar al dominio y la comprensión del nuevo territorio: la Nueva Granada, con sus paisajes humanizados por los grupos nativos que desde tiempos milenarios lo ocupaban y que en el momento les ofrecía abrigo, riquezas y alimento y en ocasiones amenaza e incertidumbre.

Sobre una la lectura parcial y poco profunda de algunas crónicas de conquista, algunos autores plantearon que a la llegada española, los territorios de la parte central de Antioquia y concretamente los municipios del Valle de Aburra estaban habitados los grupos Nutabes. Recientemente, el estudio "Historia y cultura de la población Nutabe en Antioquia" presenta de manera confiable los aspectos relacionados con la conquista del territorio que ocupó la población Nutabe, allí se describen las expediciones y rutas de conquista, las políticas administrativas coloniales aplicadas a esta población y las primeras reducciones y traslaciones de indios a mano de los encomenderos.

Duque y Espinosa muestran como los Nutabes ocupaban el sector norte de la región fisiográfica del cañón del río Cauca: parte del noroccidente y norte del departamento de Antioquia:

"De acuerdo a los criterios ya definidos y basados en los documentos del siglo XVI, los denominados Nutabes constituían un grupo étnico conformado por una confederación de jefaturas que ocupaban parte del Noroccidente y del norte del actual departamento de Antioquia. Hacia la margen derecha del río Cauca y sobre la vertiente occidental de la cordillera Central, se ubicaban en las cuencas de los ríos San Andrés y Espíritu Santo, y en las quebradas Santa María y Valdivia; en la margen izquierda, en la vertiente oriental de la cordillera Occidental, dominaban todo el territorio comprendido entre el río Ituango y el río Tarazá

Esta precisión histórica se ve confirmada con la lectura de las crónicas de conquistas en el episodio del descubrimiento de la hueste de Robledo del Valle de Aburra, La información dada por el escribano Sardella sobre la expedición de Jerónimo Luis Tejelo, nunca menciona la presencia de grupos Nutabes en este Territorio. Se hace mención a una organización política entendida por él como Provincia y en su documento la llama La provincia de Aburrá, encontrando diferencias entre estos grupos y los poblados vecinos

"... es dyferente de todas estotras, ansy en el traje como en la manera de las casas como en todo lo demás ... no comen carne humana y son indios pobres que tienen poco oro y son grandes labradores y tienen mucha ropa e mucho de comer, ansy de carne como de frutas, porque tienen grandes arboledas y estan en aquel valle ques muy ancho e vicioso; son belicosos en la guerra y pelean con diferentes armas questotros, porque tienen estoricas con que tiran sus tiraderas, que son unos dardos delgados, que los echan con tanta fuerza como xara ..."

En su encuentro con los españoles, las crónicas mencionan "... antes de que él [ Tejelo ] llegase al Valle salió el sol y los indios le divisaron y como los vieron tocaron sus atambores e bocinas e juntándose hasta mil indios y los españoles eran hasta veinte de pie e doce a caballo. E como ellos nunca habian visto christianos, salieronles al camyno sin dar lugar a que se les hizyese parlamento ninguno e tovieron con ellos su guazavara.... E aquel mysmo día en la tarde los naturales se tornaron a rehazer e se juntó un escuadrón de fasta tres myl yndios e vinyeron hasta junto al pueblo que echaban los dardos e tiraderas dentro del... "

Las crónicas además describen como este grupo humano se asentaba en pequeños poblados de agricultores, cultivaban maíz, yuca, fríjol, batata, raíces y legumbres, recolectaban frutos del bosque, domesticaron curíes y "perros mudos"; hilaban algodón y tejían mantas.

"...en los boyos, sin lo que en el campo estaba se halló mucha ynfinidad de comyda asy de mayz como de frisoles que son casi como alverjas e muchos cories que son como conejos salvo que son mas chiquytos que tienen muy lindo de comer, e muchos perros medianos como los de Castilla salvo que son mudos,.. ." .

El intercambio de los productos, al parecer, se efectuó hacia el interior y el exterior del valle, situación que está sugerida por el hallazgo de una compleja red de caminos, los que fueron descritos por los cronistas a su llegada;

"... desde Zenufaná a Aburrá puede aver seys leguas, en todo este camino hay grandes asyentos de pueblos antyguos e muy grandes edificios de caminos hechos a mano e grandes por las sierras e medias laderas que en el Cuzco no los hay mayores..."

Así mismo la industria textil de los Aburraes, se encuentran referenciada en dos anotaciones por parte de los cronistas: "... porque los hombres traen en lugar de zinchos una madexa de hilo colorado o blanco y su natura cogida arriba asyda por el capillo de aquel ancho." "...Aconteció en esta provincia a algunos españoles, yendo por fruta y a caza de aves, ir a donde algunos indios estaban; e ansi como los veían, se quitaban una manta de vara y media de largo e de una en ancho, con que traen atadas sus verguenzas, quitársela e darse una vuelta al pezcuezo y ahorcarse....se les preguntó con la lengua (Indio ladino interprete) que por qué se ahorcaban; dijeron que porque se espantaban de ver los españoles e de las barbas.. ."

Con las lectura de las crónicas se ha sugerido una ubicación de la Provincia de Aburrá en el extenso valle que forma el río Medellín, incluyendo las tierras del actual municipio de Girardota, esta provincia abarcaba "Hacia el Sur, la provincia de Murgia (Hoy Heliconia), que compartía algunos rasgos culturales con la gran confederación Quimbaya; al Occidente la provincia de Zenufaná, en un área ocupada hoy por los municipios de Venecia, Titiribí, Amagá y Caldas; y más hacia el Sur, las provincias de Poblanco y de Arma. Hacia el Noreste, siguiendo el curso del río Porce, estaban la provincia de Amache y otras poblaciones de las cuales los cronistas no dan los nombres, caracterizadas por un patrón de poblamiento disperso a orillas de los caminos. Más al Norte se encontraban los Yamecíes, expertos mineros con los que también existían relaciones de intercambio.

Pasado el proceso de conquista, los españoles fundaron sus pueblos sobre terrenos habitados por comunidades indígenas establecidas e hicieron uso de las tierras agrícolas, de las fuentes minerales, de los caminos que comunicaban con otras regiones, al igual que explotaron los diferentes recursos y saquearon las tumbas. Evidencias estas de un territorio plenamente ocupado para aquel entonces.

LANGEBAEK, et. Al. Arqueología y guerra en el Valle de Aburrá: 2002

CASTILLO, Neyla. Reconocimiento arqueológico en el Valle de Aburrá. En: Boletín de Antropología 1995: pag 73

Ver los estudios "Gasoducto de distribución en el Valle de Aburra", Rescate Arqueológico Informe Final 1997; "Desarrollo Vial de Aburrá Norte". Informe prospección arqueológica 1999; Arqueología y guerra en el valle de Aburrá, 2002.

LANGEBAEK, et. Al. Op. Cit pags. 63-79

Ibíd., p. 63-79

Ibid., p. 63-79

Ibid., pag: 63-79

Ibíd. pag: 63-79

Véase entre otras “Relación de lo que subcedió en el descobrimyento de las provincias de Antiochia, Anzerma y Cartago y cibdades que el ellas estan pobladas por el señor capitán Jorge Robledo" de J. B. Sardela, "La crónica del Perú" de Pedro Cieza de León, las " Elegías de Varones Ilustres de Indias" escrita por el clérigo Juan de Castellanos, la "Recopilación Historial" redactada por Fray Pedro Aguado, "Noticias Historiales" elaborada por Fray Pedro Simón

DUQUE, Marcela y ESPINOSA Iván Darío. Historia y Cultura de la Población Nutabe. Tesis de Grado. Universidad de Antioquia, Departamento de Antropología, Medellín, 1994

Ibíd.

ROBLEDO, Jorge. Relacion de lo subcedio en el descobrimiento de las provincias de Antiochia, Anserma y Cartago y cibdades que en ellas estan pobladas por el senor capitan Jorge Robledo. En: Tovar Pinzón, Hermes. Relaciones y visitas a los Andes. Bogotá, Colcultura, 1993.

SARDELLA, Juan Bautista. Relación de lo que subcedio al magnifico senor capitan Jorge Robledo (Relación de Sardella) En: Tovar, Ibíd.

Ibíd.

ROBLEDO, Op. Cit.

Ibíd. pag. 351

SARDELLA, Op. Cit.

MÚNERA Y BOTERO. Gasoducto de distribución Urbana del Valle de Aburrá. Arqueología de rescate. EEPP -INTEGRAL S.A. Medellín. 1997

3. EL PERÍODO COLONIAL

3.1. De tierra de indios a sitio de libres y estancias


Las intenciones por ocupar el Valle de Aburrá no coincidieron con el paso de los españoles en 1540, cuando la hueste de Jorge Robledo que venía de Anserma, buscaba afanosamente el mítico Valle de Arví, sino después de la pacificación de los indios del occidente antioqueño que comandó Gaspar de Rodas en la década de 1570. Los indios con que Robledo, Tejelo y sus acompañantes se habían encontrado en 1540 habían ofrecido una fuerte resistencia, e incluso las crónicas relatan suicidios colectivos antes de aceptar el dominio español

" y fue tanto el aborrecimiento que nos tomaron los naturales dél, que ellos y sus mujeres se ahorcaban de sus cabellos o de los maures, de los árboles, y aullando con gemidos lastimeros dejaban allí los cuerpos y abajaban las ánimas a los infiernos "

En 1540 los pocos españoles y libres que se quedaron en el valle de Aburrá no constituyeron un asentamiento tipo español, sino que ocuparon una especie de "tierra de frontera" que aún no había sido integrada a la dinámica del período colonial.

El interés por las tierras del Valle de Aburrá en la década de 1570 comenzó como un premio a la acción pacificadora; algunos españoles recibieron mercedes de tierras, algunas de ellas ubicadas en el valle de Aburrá; unas fueron adjudicadas a Gaspar de Rodas, a su familia, y a capitanes españoles que lo acompañaron en la pacificación aludida; otras fueron entregadas a blancos, como doña María de Quesada en compensación por los dominios que se les expropiaron en 1614 para la conformación de algunos resguardos (a esta señora le concedieron unos predios al sur del valle de Aburrá, en Itagüí y San Antonio de Prado).

Los primeros propietarios blancos de las tierras del norte del valle de Aburrá fueron los integrantes de la familia Rodas. A finales del siglo XVI, más exactamente en 1598, Gaspar de Rodas solicitó una estancia para ganado mayor para su hijo Alonso. Sus linderos eran:

" de la otra banda del río que va por medio del dicho valle frontero de la casa que solía tener el cacique Niquía difunto linde por la parte de arriba con estancias de mi el dicho gobernador y por la parte de abajo donde con estancias del capitán Alonso de Rodas vuestro padre la tierra que quede entre la una u la otra estancia sin perjuicio de ninguna de ellas, y lo que tuviere de ancho hasta el alto de la cordillera desde el río y que comience a correr la dicha estancia desde una quebrada y piedras blancas que están de frente de la casa del dicho Niquía de la Otrabanda del río "

Según Roberto Luis Jaramillo, gran parte de las tierras de Girardota pertenecieron a doña María de Rodas, hija de Gaspar de Rodas; ésta se las vendió a Diego Suárez , en contrato celebrado en la ciudad de Zaragoza el 30 de julio de 1602. Luego pasaron a ser propiedad de Juan Jaramillo de Andrade, junto con el potrero de Barbosa en 1605 y de éste a Andrés Garcés en 1609. Su viuda negoció parte de las tierras con Pedro Álvarez del Pino, mientras que la otra parte fue rematada después de su muerte a favor de Diego Velásquez de Obando, vecino de Mariquita.

En 1620 se instalaron en el paraje San Diego algunos colonos provenientes de Antioquia, eran mineros que trabajaban independientemente (es precisamente a estos pobladores a quienes se les atribuye el origen de Girardota). No tenemos certeza sobre el momento en que los predios cerca de San Diego fueron adquiridos por Matheo de Castrillón; lo que se cuenta es que siendo propietario de San Diego, cuando quería viajar a Medellín, se iba bordeando el río desde San Diego, giraba en el Totumo, subía al Ancón, y de allí bajaba a Niquía para seguir la ruta hacia Medellín. En uno de esos viajes en compañía de Mateo de Castrillón, Juan Gómez de Salazar preguntó por las tierras del frente, o sea por las de doña Margarita de Alarcón y se las hizo adjudicar utilizando como intermediario a su hermano, para ello se hizo un remate y terminó pagando 5,020 pesos. La familia Salazar fundó allí un gran hato ganadero y una hacienda con capilla dedicada a San Esteban. El sitio adquirió entonces el nombre de Hatogrande.

No hay certeza sobre la extensión de los dominios de los diversos propietarios. Un pleito entre doña Ana de Castrillón en 1671 y el señor Roque Marín nos ilustra estos inconvenientes. Doña Ana entabló pleito contra don Roque porque sus yeguas estaban invadiendo su terreno y se estaban confundiendo con las mulas que venían del trajín de las minas; éste replicó la demanda aduciendo que esas tierras le pertenecían por compra hecha a Alonso de Rodas, desconoció entonces la legitimidad de los títulos de doña Ana y presentó los suyos: una carta de compraventa hecha a Juan Sánchez Ramírez, primer comprador de estos terrenos a Alonso de Rodas. Ana se sostuvo firme y describió los límites de su predio, comprado por Juan Gómez de Salazar, su esposo ya difunto, cuando fueron rematadas las tierras de Margarita de Alarcón, estos eran:

" las tierras que había vacas de la otra banda del río Aburrá desde el sitio que llaman la Matanza río abajo hasta el monte que llaman la Garrapata y desde la lengua del agua de dicho río hasta sus cumbres " Eran éstas, tierras de Barbosa y el predio en litigio quedaba en cercanías de la quebrada de Ovejas. Un primer veredicto dio la razón a Roque Marín pero la apelación de doña Ana logró cambiarlo y el desalojado fue don Roque.

La posesión de San Diego perteneciente al Capitán Matheo de Castrillón Bernaldo de Quiroz fue una estancia próspera que le sirvió para apacentar su ganado, tener sus plantaciones y montar su trapiche. Es muy probable que en la propiedad de don Matheo se hubiera edificado la primera capilla de Girardota; al parecer, el título de la misma fue expedido por D. Joaquín López Fiel-espada, visitador nombrado por el Obispo de Popayán. Las ruinas de esta capilla se conservaron hasta hace pocos años y fueron ubicadas por el padre Mario Sierra y Juan de Dios Cadavid frente a la entrada de Interquim . Este predio junto con el de Hatogrande fue la base de lo que hoy constituye el municipio de Girardota. Al fin de cuentas ambas propiedades quedaban en familia: la de San Diego, en poder de don Matheo y la de Hatogrande en manos de su hija, quien le heredó a su esposo, aquel terreno que antes había pertenecido a Margarita de Alarcón y que comprendía, parte de Girardota, Copacabana y Barbosa.

Otro pleito por el dominio de los terrenos adjuntos a la quebrada la Chuscala (hoy Copacabana), enfrentó al gobernador con unos mineros que se hallaban asentados en el lugar y que eran liderados por el cura Tomás francisco de Arnedo y Paladines. En 1651 (o 1664?) este grupo de mineros, al tiempo que explotaban la quebrada e intentaban desarrollar el "sitio" con su respectiva capilla. No obstante, fueron desalojados por los esposos Salazar - Castrillón, originándose así el traslado de la población minera para Piedras Blancas. Una fuerte rivalidad se dio en consecuencia entre el gobernador Salazar y el cura Tomás Francisco de Arnedo. Otro capítulo de esta historia culmina en 1659, cuando Salazar logró que por decreto fueran divididas las dos doctrinas de Aburrá y Guarne en cuatro curatos: San Lorenzo de Aburrá, Guarne o Rionegro, Los Osos (Santa Rosa) y Santo Domingo de la Tasajera.

“Con este trámite, Gómez de Salazar logró que el Sitio no fuera por ese momento la sede de la parroquia, y que desde su hacienda, donde existía la capilla de San Esteban, se agrupara la jurisdicción de una amplia zona que comprendía los territorios de Copacabana, San Pedro, Entrerríos, Girardota, Barbosa, Santo Domingo y Donmatías ".

A la muerte de Juan Gómez de Salazar en 1670 sus tierras pasaron a manos de su esposa Ana de Castrillón. La minería fue uno de los frentes productivos que atrajo los colonos. Años después el lugar pasó a llamarse Real de Minas de don Juan de Espinosa . En 1673 Ana contrajo nuevas nupcias con el entonces gobernador Francisco Montoya y Salazar. En ese momento había un litigio entre los habitantes de la ciudad de Santa Fe de Antioquia y los del sitio de Aná por las pretensiones de estos últimos de erigirla en villa. El gobernador firmó el acto de erección en 1671 excluyendo de la jurisdicción de la villa los sitios de Hatoviejo, Tasajera, Totumo y las tierras ganaderas de la familia Castrillón, que pudo conservar sus privilegios gracias a que sus posesiones siguieron perteneciendo a la ciudad de Antioquia. En 1675 falleció don Francisco, por lo que la erección de la villa, después de haber sido aprobada por la Reina Margarita de Austria, fue firmada por el nuevo gobernador Miguel de Aguinaga. Pero en el Padrón general de 1675, una especie de censo que registra los vecinos de una localidad, aparecen tanto la propiedad de Matheo de Castrillón (en el valle abajo para arriba) como la de Ana de Castrillón (por la otra banda del río abajo para arriba), lo que sugiere que las intenciones de segregar definitivamente estos territorios de la villa de Medellín no pudieron llevarse a cabo. El documento también aclara la ubicación de ambas propiedades: a la de don Matheo a seis leguas del marco de la Villa y a la de doña Ana a tres leguas, o sea, que ésta quedaba más cerca de Medellín que la de su padre

En 1734 estos terrenos eran patrimonio de Sancho Londoño Zapata, quien se había casado con Lucía, una hermana de Ana de Castrillón. En 1702, Lucía había logrado que le fuera aprobada la construcción de una capilla en honor a la virgen de Nuestra Señora del Rosario. No sabemos si aún se conservaba soltera o si ya se había casado con don Sancho, lo cierto es que en el manto de la virgen figuran los escudos de ambas familias. A Sancho Londoño le heredó su hijo, el presbítero Sancho Londoño Piedrahíta. Como heredad de la familia Londoño, pertenecieron los predios de la actual Girardota al Presbítero Manuel de Londoño y de este a Pedro Londoño. Fue esta familia la que donó el área para la población, el terreno para el cementerio, los ornamentos, las estatuas y los cuadros para el culto

El paraje de Hato Grande fue erigido como partido mediante un decreto firmado por el gobernador José Barón de Chávez el 31 de diciembre de 1757 .

No todas las tierras fueron adjudicadas por mercedes a los españoles; en realidad, el proceso de colonización había comenzado integrándose en él tanto las distintas etnias (blancos, negros e indios) como las diversas actividades económicas (agricultura, ganadería, comercio y minería), constituyéndose un espacio dinámico que incluía varios tipos de posesiones (grande, mediana y pequeña propiedad). Así, la fertilidad del valle y la vocación de despensa agrícola y ganadera fueron las condiciones que incitaron la llegada de nuevos moradores durante todo el siglo XVII al valle de Aburrá.

Es importante recordar que pese al decaimiento de la producción aurífera en el siglo XVII, la minería antioqueña continuó en su lugar de máximo productor de divisas para la Corona española; su producción hizo tránsito hacia la pequeña explotación minera, en otras palabras, se pasó de la producción in situ, de grandes inversiones en materiales y esclavos del siglo XVI a una minería invasora ; por ella grupos de mazamorreros y pequeños propietarios se dispersaron por toda la geografía antioqueña en busca del preciado metal, especialmente en los lechos de los ríos .

Desde comienzos del siglo XVII se efectuaron en el valle de Aburrá movimientos migratorios que fueron motivo de litigios permanentes por la posesión de las tierras, el protagonizado por los esposos Salazar - Castrillón contra los mineros de La Chuscala es un ejemplo de los conflictos suscitados entre propietarios de tierras y mineros; lo anterior, sumado a la legislación minera, y a la resistencia de los dueños de tierras para permitir la explotación de las quebradas y ríos, hacían más complicado el panorama. La Corona española era una de las más perjudicadas, puesto que era el oro el producto que representaba la mayor parte de sus ingresos a partir del Quinto real. La solución que luego se ideó fue cobrarlo a los comerciantes y tratantes que negociaban por mercancías el oro en polvo obtenido por los mineros

En el valle de Aburrá la minería no fue muy significativa. El potencial económico se concentró entonces en el sector agrario; sus tierras fueron cada vez más atractivas para grandes, medianos y pequeños propietarios, así como para jornaleros, mestizos y negros libres sin propiedad.

3.2 Grandes, medianos y pequeños propietarios


Según la historiadora Gloria Guarín, en 1.787 las tierras de Girardota, ya como parte del partido de Río Abajo, era una zona de grandes estancias, pero también de medianas y pequeñas propiedades, al igual que de mucha gente sin tierras. En el censo de dicho año se distinguían ocho grandes propietarios, es decir, el 5,36% de los cabezas de familia reseñados. Uno de los más importantes propietarios era el Alguacil Mayor don Juan Antonio de la Madrid natural de Jimena, de la provincia de Jaén, obispado de Cádiz (España); tenía en Girardota una casa de paja y en la zona urbana de la villa de Medellín una casa de teja con cocina cubierta.

No era de extrañar que a pesar de vivir buena parte de su tiempo en la hacienda, muchos propietarios tuvieran la casa de teja en la villa. En ese lugar por lo general se concentraban la esposa, hijas e hijos menores del hacendado, mientras que los varones atendían la propiedad rural. Contaba también el señor de la Madrid entre sus tierras con una propiedad en el "El Hatillo" en donde tenía arados, un cañadulzal con una producción que ascendía a 100 arrobas de dulce y cosechaba 70 fanegas de maíz por año. Sus reses sumaban 140, sus yeguas 100, sus mulas 20, sus caballos 8 y sus muletos 14. El número total de esclavos que tenía era 39. Dos fondos que compró en el salado de don Juan Antonio Isaza le retribuían 100 arrobas de sal. Su caudal líquido ascendía a 9.000 pesos.

Otros grandes propietarios eran don Joaquín Cadavid y don Gabriel Muñoz, a cada uno de ellos les contabilizó un caudal líquido de doce mil pesos oro. El primero se dedicaba a mantener su estancia en las tierras nombradas "Hatogrande"; allí cultivaba maíz y plátano, entre otros. Tenía, además una casa propia de teja y un derecho de mina que no trabajaba llamado del Río Chico, ubicado en el Valle de los Osos. Apacentaban en su hacienda 300 cabezas de ganado vacuno, 100 cabezas de yeguas, un burro, 14 caballos y 10 unidades de ganado cabrío. Poseía, además, 25 esclavos. De su matrimonio con Josefa de Villegas tuvo 7 hijos.

Don Gabriel Muñoz, abuelo del General José María Córdoba, era uno de los mineros más importantes de Antioquia a fines del siglo XIX, en momentos en que la minería practicada no era la de grandes explotaciones, sino la de pequeñas cuadrillas de esclavos dirigidas por un minero o la del simple mazamorreo de trabajadores libres. Don Gabriel, o mejor, don Gabriel Ignacio Muñoz de Rojas, como aparece registrado en la Genealogías de Antioquia, tenía cinco hijos de su matrimonio con doña María de Castrillón (Juan, Martina, María Josefa, Servanda y Pascuala). Entre sus propiedades en 1787, cuando tenía 41 años de edad, se contaban las tierras de pan y caballería en "Barbosa", otro derecho de tierra pro indiviso en el sitio de Can-Can y una mina de oro corrido en proceso de montaje en la quebrada de Ovejas. Su ganado consistía en 300 vacas, 16 ovejas, 126 yeguas de cría y 20 caballos. Tenía, además, 37 esclavos y reconocía un censo por sus tierras de 2000 castellanos. Su caudal líquido ascendía a 12.000 pesos.

La vida de este minero puede ser tomada para ilustrar las relaciones sociales durante el período colonial y el estatus que otorgaba la raza y el nacimiento. En cierta ocasión uno de sus sobrinos, Antonio, demandó al Procurador General del Cabildo de Medellín, don Nicolás Jaramillo, porque rehusó llamarlo Don, es decir, de origen noble; según el agraviado, esta omisión, era más que un insulto personal, porque el prestigio de la familia Muñoz había quedado en entredicho. Jaramillo respondió la demanda aclarando que la madre de Antonio era una mestiza que, además, había sido ilegítima (es decir, nacida por fuera del matrimonio) y que al haberse casado con don Ignacio (su padre), los hijos de estos eran de sangre mezclada. Para probar la pureza de su sangre, don Antonio comprobó cómo sus hermanos habían ejercido cargos que sólo los blancos podían ostentar: Joseph y Nicolás habían sido jueces pedáneos en Santa Rosa y Sopetrán, Nicolás había sido alcalde de la Santa Hermandad y Thomás era sacerdote egresado de la Universidad Santa Fe de Bogotá; en cambio tejía un manto de duda sobre las razones que podía haber tenido Jaramillo para injuriarlo por pleitos sobre posesiones . De todos modos Antonio y su hermano nunca pudieron ostentar cargos políticos en la villa.

A su tío Gabriel, nuestro Giradotano más poderoso, también le tocó parte del agua sucia de este pleito, otro blanco, don Pedro Elefalde, que quería agraviar a los Muñoz decidió omitir el título de don con el que tradicionalmente se había tratado al tío de Antonio. En una demanda, don Gabriel demostró que había sido alférez en la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, un honor que sólo los blancos podían ostentar; el otro se defendió diciendo que él había llegado hacía poco tiempo a Medellín y que trataba al señor Muñoz de la misma manera que lo hacían los otros, algo muy dudoso, puesto que don Gabriel gozaba de gran reputación como minero acaudalado y como blanco. El pleito lo perdió Elefalde, pero para estar más seguro, don Gabriel gestionó en 1792 una Cédula de Gracias al sacar que lo reconocía como legítimo. La confirmación llegó por medio de una Real Cédula firmada por el rey Carlos IV el 2 de septiembre de 1793; en ella se ordenaba que le fueran otorgadas todas las preeminencias y honores debidos a los hijosdalgo. Para don Gabriel este pleito no impidió que pudiera ocupar puestos políticos, fue alcalde segundo del cabildo de Medellín, además el comercio le deparó una considerable fortuna (30.722 pesos) mientras la minería le produjo 13.016 pesos. La conclusión de Ann Twinam no puede ser menos contundente, " este ejemplo sugiere que la ilegitimidad era un obstáculo menos grave que el mestizaje para obtener la entrada a la élite política "

Las tierras de don Gabriel en Girardota y no la minería, sin duda, lo vinculaban más con los destinos de este partido. Sabemos por el censo de 1787 que tenía esclavos y algunos agregados trabajando en sus tierras de Hatogrande producían alrededor de 80 fanegas de maíz por año y las tierras de montaña 150 fanegas, una cantidad nada despreciable puesto que en promedio las pequeñas propiedades producían entre 10 y 15 fanegadas de maíz .

Las medianas propiedades registradas en el censo de 1787 eran diez; correspondían al 6,7%. Eran más pequeñas, con capacidad para muy poco ganado y no resultaba extraño que su propietario trabajara la tierra junto con sus esclavos y agregados. Don Pablo Arango un mediano propietario tenía un caudal líquido de 1358 castellanos. Trabajaba con la ayuda de ocho esclavos sus tierras de Hatogrande, cosechaba maíz, plátano y yuca y tenía tres caballos. Francisco Salazar, otro mediano propietario, trabajaba junto con tres esclavos sus tierras de Hatillo. Cosechaba 10 o 12 fanegadas de maíz, plátano y yuca. Tenía además un derecho de tierra en el sitio de Yolombó y una mina de oro corrido denominada "Dos quebradas" sin laborar. Su ganado se contabilizó en 36 vacas de criar, 5 caballos, 3 mulas y 11 potros. Su caudal líquido quedó declarado en 1.267 castellanos.

Los pequeños propietarios eran más. Sumaban 92 personas equivalentes al 61.74%. Uno de ellos, Marcos Ruiz, era un negro libre que vivía en su casa propia de paja con una cuadra y media de tierra y en la cual producía tres o cuatro fanegas de maíz al año, plátano, yuca y hortalizas. Poseía también 3 caballos y un caudal manifestado de 50 pesos.

El grupo de pobladores sin caudal sumaba en el censo mencionado 25 individuos que correspondían al 16,77%. Por debajo de ellos estaban los que "vivían a merced", es decir, trabajadores o arrendatarios que vivían agregados en tierras ajenas. Por ejemplo, sobre José María de Rojas , el censo no precisa su ocupación, simplemente aparece como agregado en casa de su suegra María de Rojas, ubicada en tierras del doctor don Lorenzo de Isaza ubicadas en Graciano. No poseía bienes.

Las propiedades a lo largo del cauce del río Medellín en la parte norte del Valle de Aburrá siguieron fragmentándose a un ritmo un poco más lento en algunas partes. Copacabana, conocida inicialmente como Tasajera, fue punto de partida de las poblaciones del norte del valle; conservó su nombre pero se le desagregó parte de su territorio. El territorio de Girardota vivió un proceso que comenzó con la erección de la capilla en el sitio de Hato Grande, propiedad de Sancho Londoño desde 1734; luego pasó a ser partido por decreto dado por el señor Barón de Chaves, en 1757. En 1833, el Doctor Juan de Dios Aranzazu, Gobernador de la Provincia de Antioquia, decretó la erección del antiguo partido de Hato Grande en distrito parroquial con el nombre de Girardota, en memoria de Atanasio Girardot. Lo separaba de Barbosa la quebrada Los Tempranos; de Copacabana la quebrada El Hato o de los Sierras pasando por el Ancón y siguiendo por toda la cuchilla hasta el Alto El Chuscal. El 17 de Octubre del mismo año fue erigida la nueva parroquia de Girardota. Contaba en ese momento con 1824 habitantes. El nombre de Hato Grande fue reemplazado en el siglo XIX por el de Girardota, pasando a ser unidad administrativa autónoma.

A partir del siglo XVII, la población de Tasajera siguió bastante mezclada, con un número mayoritario de familias mestizas. En 1674 se contaban entre Barbosa, Hatoviejo, el sitio de Tasajera y Hato Grande, un número de 68 familias, la mayoría compuestas de indios, negros, y mestizos. Sólo había quince españoles, casi todos militares. En 1675, en Tasajera se contabilizaron 23 familias .

3.3. Por los caminos del norte


Durante el período colonial llegaban varios caminos a la villa de la Candelaria de Medellín; la mayoría de ellos estaban en malas condiciones, pues no aguantaban un fuerte invierno ni un tránsito continuo. Otros inconvenientes eran las dificultades que ofrecían las quebradas y ríos para cruzarlos y la renuencia de los dueños de predios a permitir que estos cruzaran por sus propiedades.

Pero el valle no podía quedar incomunicado; fue así como se aprovecharon las antiguas rutas de los caminos prehispánicos y se construyeron otros teniendo en cuenta los lugares de asentamiento y el contacto con lugares que garantizarían el aprovisionamiento de mercancías que no se produjeran en el entorno inmediato. Además, el valle de Aburrá era una importante despensa para el abastecimiento de víveres destinados a las regiones mineras del Occidente y de los Osos. El norte del valle de Aburrá tenía barreras naturales, la mayor de ellas el río de Aburrá (hoy Medellín), que entorpecían el contacto con otras regiones; para cruzarlo, era necesario esperar la época de verano, momento en el cual el río tenía menos caudal, o aprovechar el recurso de los balseros.

Desde el siglo XVII se hizo fundamental para la villa la comunicación por el norte del valle con la ciudad de Antioquia y con toda la zona de Occidente. Para ello se destinó el Camino de la loma de Angulo por donde la villa recibía los minerales provenientes de Los Osos y los productos traídos de Quito y otras partes. Era un camino peligroso, las bestias corrían el gran riesgo de despeñarse; atravesaba el sitio de la Mata Redonda y algunos pasos y quebradas, entre ellas La Julia. El mantenimiento de este "Camino Real", corría por cuenta del Cabildo, que a su vez, contrataba peones a quienes les entregaba herramientas y les pagaba con maíz, carne, sal y tabaco.

Un camino alterno pasaba por predios de don Miguel Madrid, pero al parecer se trataba de una loma empinada y resbalosa que solo tenía la ventaja de acortar el camino hacia San Jerónimo. Era una ruta que pasaba por las quebradas La García, El Gallinazo y la Puerquera, entre otras. Para incorporarlo a la red de vías era necesario adecuarlo; un testimonio de 1787 resaltaba el ahorro de tiempo para los caminantes de Rionegro y del Valle de Abajo, así como para quienes iban de Hato Viejo para San jerónimo y Antioquia .

Otro camino comunicaba a la villa con "los potreros de Barbosa", seguía por "las vegas del río [Medellín o de Aburrá], rodeándolas por unas laderas" ; al igual que los anteriores, estaba en mal estado, la principal causa de su deterioro eran las lluvias . No es de extrañar entonces que el Capitán de Infantería Joseph Barón de Chávez, a propósito del mal estado del camino Hato Viejo-Barbosa, le recordara al Cabildo una Real Provisión comprometiéndolo con la apertura y mantenimiento de los caminos. Otros percances estaban relacionados con los propietarios de los predios por donde éste pasaba; en un tramo el camino seguía los linderos de la propiedad del difunto Don Joseph Escobar, y de las estancias de don Pedro Restrepo, Carlos Paniagua y don Joseph María Jaramillo. A éstos se les ordenaba cercar sus predios y al último ponerle estacones a una sepultura que abrió al lado del camino y componerlo con un ancho de cuatro a seis varas

Pero la comunicación con el norte debió continuar con múltiples inconvenientes hasta el siglo XIX. Apenas en 1811 se ordenaba la construcción de un puente para cruzar a caballo el río Medellín y permitir la comunicación con San Cristóbal y otros lugares.

3.4 Los años postreros del periodo colonial


El fin del período colonial correspondió al dominio de los Borbones en España. Su afán de modernizar los sistemas de producción en sus colonias americanas, los llevó a implementar diversas medidas tendientes a la optimización de los recursos, a la diversificación de la producción y a la ampliación de los mercados, entre otros. El territorio que hoy comprende Girardota no estuvo exento de estas políticas. Una de las acciones que dinamizó el intercambio en el valle de Aburrá fue la construcción de puentes, en especial el de Colombia, sobre el río Medellín, clave para garantizar una permanente relación e intercambio entre el norte del valle y la villa. A esa altura del río, tradicionalmente se cruzaba pero con la ayuda de balsas o a pie en época de verano. Con la construcción de este puente en la década de 1770, los productos del norte pudieron ser rápidamente traídos a este mercado regional. De Hatogrande, Juan Cojo, San Esteban, Pantanillo, el Espinal, Graciano, Arrancauñas, el Totumo, todos ellos pertenecientes al "partido del río abajo", llegaron a la villa sus excedentes de producción, especialmente dulce de caña, un poco de ganado, maíz y plátano.

Los cultivos permitían acumular estos excedentes. En las estancias se condensaba el trabajo de esclavos, jornaleros y agregados. De los 103 esclavos que vivían en el Valle del río Abajo y que fueron registrados en el censo de 1786, una buena parte residían en la vereda San Andrés y en el Hatillo. Algunos esclavos trabajaban para sus amos en las minas, por lo general por fuera de la jurisdicción. Pero la mayoría estaban en las haciendas, dedicados a las labores agrícolas y ganaderas.

Otro grupo de trabajadores, los jornaleros y los agregados, constituían el conjunto más numeroso. No es de extrañar que muchos de estos jornaleros y en especial los agregados, fueran antiguos esclavos libertos o mulatos con los que los hacendados tuvieran una relación de muchos años atrás y que su condición de "libres" no los llevó a emigrar hacia palenques u otros lugares de mayor presencia de negros. Vale la pena hacer una aclaración: Ser "libre" en el período colonial, equivalía a decir poblador de cualquier etnia distinta a la del blanco pero que no fuera esclavo, en este grupo entran entonces los mestizos, mulatos, zambos, negros libertos y toda clase de mezclas raciales, tan propias de la época y de nuestros tiempos. De los 117 libres cabeza de familia del lugar, 47 vivían en tierra ajena, uno a merced, uno en tierra arrendada y nueve en rocerías ejerciendo la labor de cosechero; es decir, cerca de la mitad de los libres no tenían tierra propia, mientras que sólo dos blancos trabajaban en tierra ajena, y otros dos en las rocerías.

Las pequeñas y medianas propiedades también disponían de agregados y jornaleros, aunque no en la dimensión de las haciendas. Era más corriente que las primeras fueran trabajadas por el dueño y su parentela: hijos, yernos y cuñados en campos que por su tamaño sólo producían unas cuantas fanegas de maíz y algunas hortalizas, plátano y yuca.

El lugar de trabajo, en la pequeña y mediana propiedad, era por lo general, el mismo lugar de la vivienda, una casa de techo pajizo, atendida ordinariamente por las mujeres de la familia. Lo anterior contrastaba con las grandes posesiones, sus dueños, por lo general, tenían varias casas, la de paja en la hacienda y la de techo de teja en el marco de la villa. El lugar de la esposa e hijas de los hacendados era la casa de teja del marco de la villa mientras que en el predio rural cohabitaban los hombres junto con los sirvientes y agregados.

De los nueve individuos con casa de teja en el partido de Río Abajo registrados en el censo de 1786, siete eran blancos y dos libres, en cambio, la mayor parte de la población mestiza, (85 de 117), vivían en casa de paja. Eran pocos los que vivían agregados, en casa alquilada o en ranchos. El siguiente cuadro muestra la distribución por habitación de los cabeza de familia del lugar en ese año.

2. Tabla 4 Distribución de la población en 1786

Cabeza de familia

Casa propia teja

Casa propia paja

Casa sin especificar

Casa arrendada

Casa ajena

Ranchos

Total

Blancos

7

8

3

3

6

5

32

Libres

2

85

12

0

14

4

117

Total

9

93

15

3

20

9

Fuente: Correa Bustamante Carlos Mario. De Hatogrande a Girardota. Tesis Universidad de Antioquia, Departamento de Historia, Medellín, 2002, p55

La mayoría de los hacendados eran blancos, pero no eran grandes latifundistas, sus haciendas no se comparaban con los vastos territorios acumulados por terratenientes en otros lugares del reino. Las más grandes posesiones podían medir una legua. Algunos tenían en otras jurisdicciones propiedades agrícolas, minas y salados atendidos por salineros de confianza.

El censo de 1787 permite también rastrear la actividad ganadera. Entre los 32 blancos y los 117 libres registrados por el censo de 1786, apenas se contabilizaron 1181 reses de ganado vacuno, la mayoría pastaban en las haciendas de los blancos. Los caballos tan solo sumaban 1121 ejemplares, entre potros, yeguas de cría y machos.

En general, la población era de escasos recursos. Sin duda, el excesivo fraccionamiento de la propiedad agrícola, la ausencia de recursos auríferos en la zona y el limitado contacto con los mercados del centro del valle de Aburrá, traía como consecuencia que arraigaran allí pocos capitales de consideración. No se hallaban radicados en el Partido de Río Abajo los personajes que acumularon las más grandes fortunas de la provincia de Antioquia, aunque de éstos, algunos tuvieran intereses en el lugar. Si bien la labor agrícola era fundamental para garantizar la subsistencia de la población, la tierra no era el elemento que más pesara en los cálculos de los bienes patrimoniales. Por ejemplo, a un hacendado como don Joaquín Cadavid se le calculaba en 1786 un patrimonio de 500 castellanos con Censo y 200 castellanos sin censo. Sus tierras tenían una longitud de ¾ de legua y de ancho ¼ de legua. Este señor tenía además, una casa de teja, dos de paja, 300 reses de ganado vacuno, 147 de ganado caballar y una mina en Río Chico. Los esclavos eran un componente que pesaba más en el cálculo de las grandes fortunas. Don Gabriel Muñoz, con un caudal de 12000 castellanos, tenía 35 esclavos, tierras de pan y caballería en Barbosa que medían una legua de longitud de la cumbre al río y ¼ de legua de latitud, un pedazo de tierra de montaña de 150 fanegas, un derecho de tierras en Cancán 300 reses de ganado vacuno, 146 caballos, una mina de oro corrido en Ovejas, alhajas y una casa de teja.

La población libre, compuesta por mestizos, mulatos, zambos y esclavos libertos, era mayoría en el partido de Río Abajo en la segunda mitad del siglo XVIII. En 1786 fueron registrados 32 individuos blancos cabeza de familia y 117 libres. A unos y otros se les sumaron sus respectivas parentelas, esclavos, agregados y dependientes. Se calcula que el grupo de libres representaba el 83.8% de la población, mientras que el de blancos apenas llegaba el 13.7%

Tabla 5 Relación de Blancos y libres en 1786

RANGO

BLANCOS

%

LIBRES

%

Sin caudal

0

0

35

29.9

$1 a $99

5

15.6

63

53.8

$100 a $499

4

12.5

14

11.9

$500 a $999

8

25

1

0.8

$1000 a $4.999

8

25

4

3.4

Más de $5000

Otros

7

21.8

Total

32

100

117

100

Fuente: Correa Bustamante Carlos Mario. De Hatogrande a Girardota. Tesis Universidad de Antioquia, Departamento de Historia, Medellín, 2002, p54

Fue propio del período colonial que la gran hacienda albergara una capilla y que a ella concurrieran propietarios y trabajadores del lugar. Recordemos que desde el siglo XVII las más importantes haciendas (San Diego y Hatogrande), tenían su propia capilla y que a principios del siglo XVII, más exactamente en 1702, doña Lucía Castrillón obtuvo permiso para su capilla, la antecesora del actual templo parroquial. Alrededor de la capilla se entretejían buena parte de las relaciones sociales de la estancia. Ese contacto espiritual era básico para la armonía y el control del grupo campesino en general.

CIEZA DE LEÓN, Pedro. La crónica del Perú. Madrid, Edición Manuel Ballesteros, 1984, p.120

Citado en GUARÍN Ocampo, Gloria María. Tenencia de la tierra en el Valle de Aburrá. Tesis Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, 1998, p.2

Otras fuentes dicen que la venta a Diego Suárez fue efectuada por Ginés Ruiz de Quiroz, quien le había comprado a Pedro Martín de Mora, aquel que había negociado con Alonso de Rodas sus tierras del Valle de Aburrá. Ver: Distritos, 1967, p.18

Jaramillo, Roberto Luis, Notas al libro de Manuel Uribe Angel. Geografía general del Estado de Antioquia en Colombia. Medellín, Colección de Autores Antioqueños, 1985 Nota No. 30

Ver: Reseña Monográfica. En: Revista Distritos, 1967, p. 18

Entrevista con Duván Montoya, 2003

A.H.A. Colonia, Documento 3864, fol, 596

Mateo de Castrillón fue gobernador de Antioquia entre 1648 y 1651, se casó con María Vázquez de Guadramiros y tuvo once hijos: Lorenzo, Mateo, Diego, Andrés, Ana, Isabel, María, Lucía, Manuela, Catalina y Bárbara.

GÓMEZ E. R., José. Colombia ante el santuario del Señor Caído. Citado en Universidad Pontificia Bolivariana, CIDI. Inventario del patrimonio urbanístico y arquitectónico del valle de Aburrá. Municipio de Girardota. Documento General, 1999, p. 21,22

Juan Gómez de Salazar fue gobernador de Antioquia entre 1558 y 1664. A su muerte, Ana de Castrillón, se casó con Francisco Montoya y Salazar, quien fuera también gobernador de Antioquia.

U.P.B., OP. CIT., p 23

CUENCA QUINTERO Miguel. Monografía histórica de Copacabana. Tomo II. P.22-24.

CUENCA QUINTERO. Tomo I. p.51.

Padrón General y Primitivo para la fundación de la Villa de Medellín. En: Crónica Municipal Edición extraordinaria, Medellín, 1966, p. 157.

Entrevista con Duván Montoya

REVISTA DISTRITOS, 1967, p. 18

Ibíd., 1967, p. 18

URIBE DE HINCAPIÉ, María Teresa y ÁLVAREZ, Jesús María. Raíces del poder regional: el caso antioqueño. Medellín, Universidad de Antioquia, p. 23

TWINAM, Ann. Mineros, comerciantes y labradores. Las raíces del espíritu empresarial en Antioquia. Medellín, FAES, 1985, p.55

GUARÍN OCAMPO, Gloria. Tenencia de la tierra en el valle de Aburrá. Tesis Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, Medellín, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, 1998, p. 50

Ibíd., p. 52

ARANGO MEJÍA, Gabriel. Genealogías de Antioquia y Caldas. Medellín, Imprenta departamental, 1942, T. II, p. 114

A.H.A. Censos, Tomo 340, Doc. 6503

TWINAM, Ann. Op. Cit., P. 197-199

Ibíd., p. 200-201

Ibíd., p. 202

ARANGO MEJÍA, Op. Cit., p. 114.

TWINAM, Op. Cit., p. 202

A.H.A. Censos, Tomo 340, Doc. 6503

GUARÍN, Op. Cit., p. 54

Ibíd., p. 55

Ibíd., p. 18-22

CONGOTE, Juan de la Cruz. Reseña Monográfica del municipio de Girardota. En: Periódico La Defensa, Julio de 1936.

CUENCA QUINTERO. Tomo I. P52 y Tomo II p.80.

A.H.A. Caminos. T. 71, año 1685, Doc. 1961.

A.H.A. Caminos. T. 71, año 1682, Doc. 1961, Residencias. T. 86, Doc. 2381, fol.39

A.H.A. Caminos. T. 72, Doc. 1983, fol.19

A.H.A. Caminos. T. 72, Doc. 1983.

A.H.A. Caminos. T. 71, Doc, 1974, fol. 472v

A.H.A. Caminos. T. 71. Doc. 1968, fol. 279

A.H.A. Caminos. T. 71. Doc. 1974, fol. 470

A.H.A. Caminos. T. 73. Doc. 313

La producción agrícola se calculaba en fanegas, ésta equivalía a 12 almudes y 1 almud a una cuadra. Ver Correa, p.54.

CORREA BUSTAMANTE, Carlos Mario. De Hatogrande a Girardota. Tesis, Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia, Medellín, 2002, p.48.

A.H.A. Censos, Tomo 340, Doc. 6503.

A.H.A. Censos Tomo 340, Doc. 6503

CORREA, Op. Cit. p.54

Después vinieron las ruedas Pelton y posteriormente, con la utilización de motores de gasolina o electricidad se amplió el margen de producción de los trapiches

Uno de los más famosos de la localidad fue el Sacatín, su propietario, don Pepe Sierra, lo dedicó a la destilación de aguardiente; estaba ubicado en la vereda El Paraíso, en el costado occidental de la autopista norte, para ser más exactos, en el lugar donde comienza la vía de acceso al municipio. También fue de don Pepe Sierra el trapiche (hoy de Alberto Cadavid), ubicado en el costado oriental de la vía al Hatillo (conocida a fines del siglo XIX como El Carretero), en la vereda San Diego, muy cerca del corregimiento Cabildo

Durante el siglo XIX la actividad ganadera, para diversas fuentes consultadas, no tenía la resonancia de otros tiempos, aunque de su toponímico, Hatogrande, heredado de la colonia, se concluyera que allí prosperaron algunos hatos ganaderos. No obstante, se reconoce la existencia de una cierta producción pecuaria determinada por la presencia de reses de ganado vacuno, mular, asnar, caballar, mular y cabrío. Ya en este período había comenzado un proceso de parcelación y reducción de los hatos ganaderos acentuándose aún más en el siglo XX; esto redundaría en el declive de la ganadería ya que ésta precisa de territorios amplios en los que pueda pastar el ganado.

Tabla 10. Actividad ganadera 1843.

Ganadería

Hato viejo

Barbosa

Girardota

Ovejas

25

10

Mulas

400

430

135

Caballos

200

250

173

Vacuno

1500

556

1150

Asnal

9

10

9

Cabrío

30

12

3. Fuente: A.H.A. Censos. Doc. 2696

La actividad industrial más clara del período fue la Fundición de Metales de Girardota, creada en 1888 por un mecánico y un pequeño capitalista de la localidad. A partir de la crisis de la Ferrería de Amagá, la de Girardota, suplió algunas de las demandas del mercado aunque no produjera hierro. Su localización, según Brew, fue un acierto porque la empresa podía dedicarse a hacer las reparaciones para el ferrocarril y atender el mercado local de trapiches y equipo minero. Los precios de los trapiches de bronce producidos por la Fundición de Girardota oscilaban entre $300 y $1000

Tabla 11 Relación de Objetos en Girardota y Barbosa en 1834

CUADRO ESTADISTICO DE 1834

OBJETOS:

GIRARDOTA

BARBOSA

Casas de teja

18

11

Casas de paja

222

280

Valor de las tierras dedicadas al cultivo

$ 1.410

$34.490

Valor de las tierras dedicadas a la cría

$ 37.000

$30.350

Valor minas de oro relabradas

--

$ 2.000

Valor minas de salinas

--

$300

Valor molinos de caña

--

$500

Valor plantación de café

--

$30

Valor de la minas de metales preciosos

$900

--

Toros y vacas

981

1.300

Cabras

6

--

Caballos

220

600

Mulas

97

715

Asnos

6

--

Esclavos

120

63

Cerdos

217

250

Ovejas

4

25

Valor útiles de agricultura

692

$400

Valor útiles de minería

--

$200

Quintales de café

--

5

Panela y pandon qq.

--

1.500

Quintales de queso

--

25

Libras de oro

--

6

Quintales de sal

--

100

Quintales menestra

--

200

Quintales de cebo

--

12

Carga de Maíz

--

500

Valor Alhajas, Adornos y servicio

$1392

--

4. Fuente: A.H.A República. Censos tomo 337 doc. 6495 Tomo 336

El cuadro anterior, elaborado en 1834, a solo un año de haber sido desagregada Girardota de Copacabana y erigida como distrito, nos muestra algunos ítem que revelan el comportamiento económico y algunas condiciones sociales. Comparada con Barbosa, Girardota era un distrito pequeño. Sus tierras de cultivo eran avaluadas muy por debajo de las de Barbosa e incluso con un valor inferior al de sus propias tierras de ganado, el número de bestias de ganado vacuno era inferior al de la otra localidad, cuando se espera que fuera superior por el mayor valor de sus tierras ganaderas. Sobre los aspectos sociales se destacan dos asuntos: el primero, sobre el mayor número de esclavos en Girardota (120) cuando Barbosa apenas alcanzaba a tener un poco más de la mitad (63). Lo interesante es que en Barbosa todavía se trabajaba la minería, mientras que Girardota no presentaba una actividad minera significativa. Lo más probable es que la mayor parte de estos esclavos continuaran trabajando en las fincas paneleras de la localidad, en otros oficios agrícolas o en calidad de sirvientes, mientras que en Barbosa la actividad minera aprovechara especialmente la labor de los mazamorreros independientes. El segundo asunto tiene que ver con las casas de teja en Girardota (18 en total), en número superior a las de Barbosa (solo 11), que atestiguan una presencia mayor de propietarios de gran capacidad económica, seguramente los dueños de los esclavos. Esta presencia de propietarios con gran capacidad económica, junto con la evidencia del papel que jugaron las élites locales en la erección como distrito, nos permite concluir que la nueva condición administrativa de la localidad favorecía sus intereses y garantizaba la autonomía del distrito.



Como la mayor parte de los pueblos, el domingo era el día de mercado en Girardota. Al casco urbano bajaban los parroquianos de las veredas en ese día de asueto para participar de la Santa Misa y para vender o comprar productos. Era el tiempo en que todos se congregaban para éstas y otras actividades imposibles de realizar en semana, en medio del trabajo del campo. En 1843 se propuso variar las fechas de mercado para un día cualquiera de la semana, pero esta iniciativa no tuvo eco, ya que era muy difícil cambiar una costumbre tan arraigada; además, se corría el peligro de que los campesinos se fueran en su festivo para otros pueblos a vender sus productos aprovechando la feria dominguera de esos lugares.

4.4 De los viejos caminos al Carretero y a los anhelados rieles


Una vía trascendental para el desarrollo de Antioquia y del valle de Aburrá fue el Ferrocarril Medellín - Puerto Berrío. Esta obra fue contratada por el Estado Soberano de Antioquia en 1874 con el cubano Francisco Javier Cisneros. En 10 años, el recorrido del ferrocarril que había partido desde Puerto Berrío, iba en la Cuesta de Pavas, o sea, tenía tan solo 48 kilómetros de longitud. En 1881, para poner en contacto el Ferrocarril con el Carretero, se prolongó este último hasta Aguas Claras. En 1897, la línea llegó a Caracolí, en 1908 a la estación Palmichala, rebautizada Sofía y en 1910 a Cisneros, la antigua la localidad de La Quiebra. Ese mismo año se comenzó la sección llamada Porce, que a partir de un punto se dirigía de un lado hacia Santiago y de otro hacia Medellín. El 20 de octubre de 1912 fue inaugurada la estación Girardota (Foto 14)

Foto 14. Antigua estación del ferrocarril. Municipio de Girardota

Los pasajeros debían bajarse en la estación El Limón, donde se interrumpía la línea, con dificultad atravesaban el paso La Quiebra y continuaban en mula hasta la estación Santiago, donde se restablecía el servicio. En 1899 Alejandro López, siendo un estudiante de Ingeniería de la Facultad de Minas propuso en su tesis la construcción de un túnel para el paso de la Quiebra, poco caso le hicieron y sólo hasta 1926 se pudo comenzar esta obra que fue orgullo de la ingeniería paisa. En 1918 el ferrocarril llegó hasta la estación Santiago y a la estación Limón en 1920. Pronto, el camino carretero, tan importante y congestionado unos años atrás, no iba a ser necesario

Tabla 12 Carreteras existentes en el siglo XIX en el Valle de Aburrá

CARRETERAS

LUGARES

Carretera del Norte

Medellín, Copacabana, Girardota, Barbosa.

Carretera del Sur

Medellín, Itagüí, Caldas.

Carretera del Poblado

Medellín, Envigado.

Medellín al río Cauca

Medellín, Heliconia.

Medellín al departamento del Cauca

Medellín, Itagüí, La Estrella, Caldas, Fredonia, Nueva Caramanta.

Medellín a La Ceja

Medellín, Envigado, El Retiro, La Ceja.

Caldas a Bolívar

Caldas, Amagá, Titiribí, Concordia, Bolívar.

Medellín - Manizales

Medellín, Rionegro, La Ceja, Abejorral, Aguadas, Pácora, Salamina, Aránzazu, Neira, Manizales.

Medellín a Guarne

Medellín, Guarne.

Medellín - Antioquia

Medellín, San Jerónimo, Sopetrán, Antioquia.

Barbosa - Zaragoza

Barbosa, Santo Domingo, Yolombó, Remedios, Zaragoza.

Medellín - Santa Rosa

Medellín, San Pedro, Entrerríos, Santa Rosa.

5. Fuente: Anuario Estadístico de Antioquia, 1888. p. 208-209

El problema de la escasa inversión en infraestructura vial se debía a múltiples razones, entre las que se contaban los altos costos, la poca destinación de dineros para las obras públicas, la situación política conflictiva y la difícil topografía antioqueña. En Girardota había un camino que comunicaba con Copacabana, su categoría era de Camino Provincial; éste pasaba por el Ancón, pero como no ofrecía mayores ventajas para los transeúntes parecía más un camino de servidumbre. En una comunicación de 1851 del encargado de la alcaldía, Gabriel María Gómez a la jefatura provincial, hacía claridad sobre el mayor tránsito por el camino que cruzaba el puente "de la Raíz", próximo a San Esteban y que los 100 jornales destinados al mantenimiento del camino provincial debían reservarse para mejorar este último.

El exiguo gasto en el mantenimiento de vías públicas se evidencia también en la proyectada carretera Medellín - Amalfi, a cargo del gobierno provincial, cuyo recorrido incluía a las poblaciones de Copacabana, Girardota y Barbosa; en 1853, el Gobernador informaba a la legislatura que para tal obra se habían destinado $3000 de los $50.000 disponibles para la provincia y que estos recursos continuaban siendo insuficientes. Como solución a la difícil situación proponía pedirle apoyo a las parroquias para la reparación de caminos o establecer nuevamente la modalidad de trabajo personal, tan en boga en otros momentos.

Al igual que en otros distritos, el mantenimiento de los caminos se hacía difícil, Los recursos escaseaban, lo mismo que el trabajo voluntario o subsidiario de los vecinos. En Girardota el problema de comunicación se hacía más delicado si se tiene en cuenta que el río Medellín divide en dos la localidad. Era prioritaria la construcción de un puente. Esta obra fue aprobada en 1843, en el punto del Cabildo abierto en el Totumo para comunicarse con la otra banda con San Esteban; la administración aspiraba a convertirlo en un camino provincial . Parte de la construcción recaía en el trabajo subsidiario de los ciudadanos. Un cálculo inicial daba como aportantes a 311 residentes; de estos, los treinta propietarios más adinerados aportaban cinco días de trabajo, mientras que los restantes 281 participaban con tres días cada uno. Sumados los días de unos y otros se contabilizaban 993 días al año como contribución de los ciudadanos del lugar; de este tiempo las 2/3 partes serían destinadas para la construcción del puente y 1/3 parte final para la reparación de caminos.

Pero la contribución no tenía que hacerse, estrictamente, con trabajo, se podía pagar el equivalente en salario de un trabajador, para la época estipulado en 4 reales . Las obras comenzaron con más entusiasmo que capacidad económica. En pocos meses la construcción se suspendió por diversas razones: una de ellas era que no habían piedras, pues éstas solo se hallaban en la quebrada Los Ortegas, muy distante del lugar ; la razón más común para la suspensión de los trabajos era la falta de recursos. Por momentos sólo se avanzaba en los trabajos de un lado (los estribos que cargaban el peso), así el otro estuviera retrasado. También se sucedían accidentes como la caída de un pedazo que se estuviera construyendo.

En 1845, para resolver parte de los inconvenientes, el señor Simón Restrepo le propuso al jefe político que le permitiera cobrar en dinero a algunos contribuyentes en lugar del servicio personal; él calculó que cada individuo podía aportar $2 si su contribución era de cinco días. Pero ellos le salieron adelante y expusieron que si contrataban un trabajador por su cuenta, esos días les salían más baratos de lo que se les pretendía cobrar. Lo peor era lo exiguo del presupuesto para estos gastos; ese año sólo se destinaron 24 pesos que hacían parte de las rentas comunales. Este dinero a todas luces era insuficiente. En carta firmada por Simón Restrepo y fechada en enero 3, se le informó al jefe político que para la culminación de los trabajos de construcción del puente sobre el río, él calculaba una inversión mínima de 400 jornales, mientras que para las tapias de la cárcel eran suficientes 100. En 1851, el puente colapsó, por esta razón, el cabildo acordó vender aquellos terrenos, obtener de paso algunos recursos y resolver un fuerte problema de endeudamiento de la administración local

4.6. Servicios públicos


La carencia de un adecuado servicio de acueducto era un problema que debían afrontar la mayoría de las localidades durante el siglo XIX. El agua era tomada de las quebradas más limpias y no eran pocos los litigios entre propietarios de predios porque alguno ensuciaba el agua que otro de más abajo iba a utilizar. En Girardota se firmó un convenio con los señores José Dolores Sierra, Eusebio y José de Jesús Jaramillo, propietarios de la fundición de la localidad para que estos pudieran aprovechar el agua de la quebrada que surtía el acueducto municipal y utilizarla para proveer de energía eléctrica a su empresa. Por este convenio, los concesionarios se obligaban a cumplir un papel de fontaneros, ejecutando obras para el ensanchamiento del cauce cuando fuera necesario, para la limpieza del acueducto, para costear las reparaciones que demandara la conservación del mismo y para entregar al distrito 25 pagos de agua de 10 líneas cada una
4.7. Educación

Durante gran parte del siglo XIX el problema de la educación en Colombia fue uno más de los "caballitos de batalla" en los que se enfrascaron los liberales y los conservadores. Los primeros impulsaron una serie de reformas que tendían a laicizarla, es decir a quitarle el gran peso que tenía la iglesia en materia educativa. Ésta junto con otras reformas como las leyes de tuición (sometimiento de la iglesia a la autoridad civil) y las leyes sobre bienes de manos muertas (expropiación de bienes que habían sido transferidos a la iglesia pero que no podían ser vendidas por ella), fueron el argumento para que se dieran varios levantamientos en contra del gobierno liberal. Argumentaban los conservadores que con estas leyes se estaba persiguiendo a la Iglesia y que su papel como defensores de la institución era luchar por sus derechos. Llegado el momento del gobierno conservador, es decir, después de 1886, en el régimen de la Regeneración, se le devolvieron a la iglesia sus prerrogativas y fue indemnizada por los daños causados con la expropiación de sus bienes. Así mismo, se firmó un Concordato con la Santa Sede para restablecer su papel en la educación.


En adelante y hasta las reformas liberales de 1936, la educación primaria obligatoria debía ser católica, mientras se le conferían a la iglesia poderes de censura de textos que pudieran ir en contra de la fe católica. Igualmente, otros problemas graves aquejaban a la educación durante el siglo XIX; uno de ellos era la baja cobertura educativa. Los escasos presupuestos manejados por las autoridades, las continuas guerras civiles y la autonomía de las regiones provocaron el fracaso de las políticas de masificación de la educación; ni siquiera en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se organizó la escuela primaria obligatoria para todos los menores de edad, se alcanzó una mediana cobertura; en ese momento, la polémica, de la iglesia contra las políticas educativas del gobierno, retrasaron el avance de la educación. Girardota no podía ser la excepción a ese balance nacional. En 1835 las autoridades de la localidad hicieron una reunión con los vecinos con el fin de recoger fondos que debían destinarse a la construcción de un local para una escuela y la cárcel, pero tan sólo cinco pesos se recogieron, cuando el presupuesto que se había preparado ascendía a $341. Veinte días después, cumplido el plazo para recibir ofertas de construcción del edificio, el funcionario encargado informaba al jefe político que no se había recibido ninguna propuesta

Pero en manos de quién estaba la educación de los menores en Girardota? Hasta ese momento corría por cuenta de particulares: Don Cornelio Molina y don Gabriel Gómez eran los instructores de primeras letras de los niños Girardotanos; prestaban sus servicios en sus propias casas, por lo que podemos concluir que no eran muchos los convocados. En la casa de don Cornelio se educaban seis niños, por los cuales sus padres pagaban una mensualidad de cuatro reales

En 1836 se diseñó un edificio de 20 varas: ocho para la escuela y doce para la cárcel, repartidos en tres piezas. Para llevar a cabo la obra se intentó con otra modalidad: la del reparto a ciertos ciudadanos de la responsabilidad de construir el local de escuela y cárcel. Se convocó a don José María Isaza, pero luego éste fue eximido, después se nombró a Juan José Soto quien también fue eximido por su enfermedad y se llamó a su hijo, quien tampoco asumió su posición. Unos y otros aducían mil excusas para no aceptar: entre ellas, los problemas de comunicación, por vivir en la otra banda del río, o en el lado de San Diego o en Medellín.

Pese a todos estos inconvenientes, la escuela fue abierta, por lo menos ya en 1843 aparece funcionando, por lo que el jefe de gobierno municipal reclama se apruebe el sueldo del preceptor y que la gobernación cumpla con algunos auxilios que ha venido repartiendo a otras escuelas del valle de Aburrá

Dos años después, la escuela contaba con una capacidad instalada para 90 infantes y todavía no contaba con un rubro en el presupuesto de rentas y gastos comunales para el preceptor. En realidad, eran 30 los niños que asistían ese año a la escuela y ni siquiera tenían pizarra donde escribir. Otro inconveniente era que su construcción había quedado incompleta. Al respecto, el señor Simón Restrepo, informaba al jefe político que no había podido recaudar los dineros que por servicios personales, algunos individuos estaban obligados a entregarle a la administración, por esta razón, no se habían podido levantar los muros del patio de la escuela. Con el poco dinero que le había sido asignado, $19.5, debía continuar la construcción del puente sobre el río Medellín, una obra, a su juicio, más prioritaria

Tabla Escuelas públicas y privadas en 1845

Escuelas públicas

Escuelas privadas

Distritos

De niños

De niñas

De niños

De niñas

total

Medellín

1

1

4

18

24

Barbosa

1

--

--

--

1

Caldas

1

--

--

--

1

Copacabana

1

--

--

--

1

Envigado

1

--

2

3

6

La Estrella

1

--

--

1

2

Hato Viejo

1

--

--

--

1

Itagüí

1

--

1

1

3

Girardota

1

--

1

1

3

6. Fuente: A.H.A República, Asamblea tomo 2287 doc 3 fol. 172r

De acuerdo a lo anterior, la educación en Girardota durante la primera mitad del siglo XIX era más bien restringida. Pero esta situación no era exclusiva de la localidad. Según el cuadro anterior, Barbosa, Caldas, Copacabana y Hatoviejo (hoy Bello), estaban mucho más atrasados en materia educativa. Medellín era el principal centro oferente de servicios educativos, tanto en escuelas públicas como privadas.

4.8. El ambiente político del siglo XIX:

Los conflictos

Algunas ideas generales permiten ilustrar el ambiente político del siglo XIX en Antioquia. De un lado, se sabe que la actividad pública era con frecuencia, un patrimonio de sectores sociales elevados; la lógica de esta costumbre estriba en una marcada estratificación social y un ordenamiento jurídico que restringía el derecho al voto y a otros derechos políticos a ciertas condiciones como la renta patrimonial y la educación. . De igual manera, se destaca el papel de la iglesia en la cohesión social, la escasa presencia de un liberalismo anticlerical y una actitud de confrontación con algunas de las políticas del Liberalismo Radical de la segunda mitad del siglo XIX. Antioquia era reconocida en el ámbito nacional como un fortín del partido conservador, convertido a la postre en el "defensor" de la iglesia católica, en tanto, en Bogotá, a nombre de los Estados de la Unión, dominaba una fracción del liberalismo conocida como el Radicalismo.

Algunas políticas de los radicales contra la iglesia, como la eliminación de bienes de manos muertas o las leyes de tuición, suscitaron la protesta airada de los antioqueños y algunos conflictos entre los que se destacan la revolución de 1851 y la de 1876, ambas perdidas por la causa conservadora. En las dos revoluciones, Antioquia se levantó contra el Estado Central y reclutó soldados para la defensa de la iglesia. Por todas las localidades antioqueñas era común escuchar noticias sobre los avances de la revuelta. No pocos se insertaron voluntariamente en los grupos armados. Otros tantos fueron reclutados a la fuerza por uno u otro ejército, de ahí que fuera usual fugarse o esconderse en el monte para evitar ser llevado contra su propia voluntad. Si la guerra no era un ideal entre el común de las gentes de Antioquia, mucho menos atractiva resultaba para los girardotanos.



En la revuelta de 1851, el jefe de gobierno debía ejecutar una orden de reclutamiento forzoso en la localidad, pero en su informe comentaba amargamente que no había podido reclutar a nadie porque los hombres huían al monte cuando empezaban a correr los rumores de que la tropa pronto llegaría a incorporar gente a sus filas. Así mismo, había una imprecisión en la ley y este funcionario pedía una aclaración sobre la posibilidad de hacer allanamientos y sacar a los individuos de sus casas. Lo que sí se fraguó entre algunos vecinos conservadores de Copacabana y Girardota fue la realización de un motín en Medellín. De ello se acusaba al señor Antonio Uribe Palacio, por incitar a los parroquianos a involucrarse en la causa conservadora que había esgrimido como razones para la rebelión contra el gobierno liberal, la defensa de la iglesia. El jefe de gobierno de la localidad sospechaba hasta del conductor que debía llevar su comunicación a Medellín y pudiera impedir que las autoridades de la capital fueran enteradas de estos movimientos. No era fácil para el gobierno liberal ejercer el poder en localidades tan profundamente conservadoras y reacias a apoyarlo. En esa revuelta este leal servidor del régimen liberal informaba a las autoridades del Estado Federal que remitía algunos caballos para completar los 50 que le habían pedido como contribución del distrito, algunas monturas, cinco escopetas, dos fusiles y una lanza, junto con los individuos que se había sumado voluntariamente a la tropa. Después de la revuelta, venía la persecución a los facciosos que habían participado en ella, al parecer en Girardota, concurrieron como rebeldes conservadores algunos Comisarios y Cabos que después debían ser detenidos por el jefe de gobierno. Con precaución, este administrador público, pedía el apoyo de una escolta de ocho hombres armados y autorización para hacer las aprehensiones a altas horas de la noche con órdenes de allanamiento.

Sobre otras revueltas hay muy pocos registros. En enero de 1836 tuvo lugar la rebelión del padre José María Botero contra el gobierno. Este sacerdote fue condenado a prisión por injurias y ataques contra las autoridades. Ya en la cárcel, el empresario Manuel Posada Ochoa, junto con otros conservadores, liberó a bala al padre Botero, éste se escondió y luego de ser recapturado fue condenado a muerte por sedición, lo que conmovió a Medellín. Finalmente, el padre Botero fue indultado luego de un dictamen médico que lo declaraba loco. Parece que en Girardota se escondieron algunos de los conjurados, o por lo menos se conoce un comunicado en el que se insta al jefe de gobierno de la localidad para que detenga a los implicados y en especial al caudillo

En 1844 hubo otra revolución en Antioquia capitaneada por el liberal rionegrero Salvador Córdoba, pero, al parecer, esta no tuvo ninguna incidencia entre los girardotanos, o por lo menos, así lo confirman las autoridades; estaban más preocupadas en ese entonces por la construcción del edificio de la escuela y cárcel, por la continuación de las obras del puente sobre el río Medellín en el Totumo, por darle cumplimiento a las leyes sobre vagancia y por aclarar los límites con los municipios cercanos .

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA, CIDI. Inventario del patrimonio urbanístico y arquitectónico del valle de Aburrá. Municipio de Girardota. Documento General, 1999, p 38

Ibid., p. 39. Los datos sobre don Pepe Sierra fueron suministrados a la investigación sobre Patrimonio arquitectónico de Girardota por el Pbro. Mario Sierra, en entrevista concedida el 7 de Junio de 1999.

Ibid., p. 39

Brew, Op. cit., p356

UPB, Op. Cit., p. 42

Dane. Panorama estadístico de Antioquia, siglos XIX y XX. p.565

BOTERO GÓMEZ, Fabio. Las vías de comunicación y el transporte. En: Historia de Antioquia, p. 290

A.H.A. Tomo 1655, Doc. No. 4, fol 299 y ss.

Informe que el Gobernador de Medellín presenta a Legislatura Provincial en el año de 1853. Medellín, Imprenta de Jacobo F. Lince. 1853, p.13.

A.H.A. Tomo 1505, Doc. No. 3

A.H.A. Tomo 1514. Doc. No. 1

A.H.A. Tomo 1514. Doc. No. 1

A.H.A. Tomo 1568, Doc. No. 2

A.H.A. Tomo 1537, Doc. 1845

A.H.A. Tomo 1537, Doc. 1845

A.H.A. Tomo 1655, Doc. 4

Acuerdo No. 8 de 1889

A.H.A. República, Tomo 1379, Doc, 17767

A.H.A. República, Tomo 1379, Doc, 17767

A.H.A. República, Tomo 1379, Doc, 17767

A.H.A. Tomo 1505, Doc. No. 3

A.H.A. Tomo 1537, Doc. No. 1

A.H.A. Tomo 1568, Doc. No. 2

A.H.A. Tomo 1537, Doc. No. 1

MELO, Jorge Orlando. La política de 1904 a 1946. En Historia de Antioquia, p.143

ORTIZ MESA, Luis Javier. Antioquia bajo el federalismo. En Historia de Antioquia, p.117

A.H.A. 1655. Doc. 4

MELO, Jorge Orlando. Progreso y guerras civiles entre 1829 y 1851. En Historia de Antioquia, p.115

A.H.A. Tomo 1379, Doc. 17767

A.H.A. Tomo 1537, Doc. No. 1.

Del presupuesto de rentas y gastos de 1967 que ascendía a $905.838.95, los gastos para la educación ascendían a $111. 349.60. Sin duda la construcción de escuelas y establecimientos educativos tenían una fuerte incidencia en los gastos municipales, lo que hacía equivaler el rubro de gastos para la educación en un 12% del presupuesto.

No estaba tan lejano de las metas propuestas a nivel nacional puesto que desde el plebiscito de 1957 se había contemplado que debía destinarse como mínimo el 10% de los ingresos municipales para este gasto.
5.5. Infraestructura y cobertura educativa

En 1971 con el fin de ofrecer educación a obreros, empleados y amas de casa que no pudieron culminar sus estudios se creó el bachillerato nocturno. En 1976 se creó la Corporación educativa Atanasio Girardot. En 1985 se creó el centro regional de educación a distancia, para dar formación profesional en la modalidad semipresencial, en él se ofrecían las tecnologías de electrónica y eléctrica. A través de los años el municipio ha venido motivando la creación de colegios e institutos para solucionar los problemas de cobertura educativa. No obstante, en el año 2001 se presentó una crisis por falta recursos, lo cual motivó un paro de maestros de más de un mes por el retardo en sus salarios.

Actualmente el servicio educativo oficial, ver Tabla 19, (es decir de cupos para estudiantes), se concentra en la zona urbana (63%) contra el 37% restante en el área rural. Aunque las instituciones urbanas sólo representan el 39% del total de planteles, estas registran el mayor número de alumnos matriculados, es por ello que en la zona rural se encuentra el mayor número de establecimientos educativos.

Tabla 18 Instituciones Privadas Municipio de Girardota 2002

NOMBRE

NUMERO DE ESTUDIANTES

COLEGIO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

457

CENTRO EDUCATIVO PRIMAVERA DEL FUTURO

258

CENTRO EDUCATIVO FORJADORES DEL MAÑANA

118

INSTITUTO PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACIÓN

615

SEMINARIO MENOR JUAN PABLO II

227

COLEGIO COOPEDUCAMOS

377

CENTRO EDUCATIVO NEOSISTEMAS

160

IME

143

FERRINI

178

SAT - COREDI

233

COLEGIO Comfama

355

CENFORMA

80

JARDÍN INFANTIL NUBELUZ

29

JARDÍN INFANTIL MI MUNDO ALEGRE

30

TOTAL

3.260

7. Fuente: PEM. Plan Educativo y Cultural del Municipio de Girardota. 2003-2006

Figura 1. Distribución de Establecimientos Educativos oficiales y privados por zonas .

Fuente: PEM. Plan Educativo y Cultural del Municipio de Girardota. 2003-2006

En la zona urbana se cuenta con 17 establecimientos educativos de los cuales 12 son privados y 5 son oficiales (tabla 18). La totalidad de planteles educativos de la zona rural (26) son oficiales. En los últimos dos años a la mayoría de establecimientos oficiales se les ha venido resolviendo los problemas de infraestructura física y dotaciones a través de inversiones con recursos propios, mediante la ejecución del proyecto de mejoramiento de la calidad de la educación que en la actualidad adelanta el departamento.

Foto 15 Colegio San Andrés

En 2001 la población matriculada en establecimientos de educación formal en el municipio fue de 9730 niños, niñas y jóvenes. La población en edad escolar (5 a 17 años de edad) en el municipio es de 10361 equivalente al 27% de la población total del municipio.

El índice de escolaridad en el municipio es del 94 %, superior al índice de escolaridad en el departamento que para 2000 fue del 87.1%

Tabla 19. Organización Educativa Municipio de Girardota 2002

NOMBRE

SECCIONALES

No EST

TOTAL

%

INSTITUCIÓN

EDUCATIVA

MANUEL JOSE

SIERRA

Liceo Manuel J. Sierra

1175

1950

27%

E.R Jamundí

215

E. R. Luz Pérez (Totumo)

108

E.R San Esteban

197

E.R Simón Urrea (El Barro)

93

E.R Holanda Alta

33

E.R Holanda

45

E.R Gabriel S. (Portachuelo)

50

E.R La Mata

34

INSTITUCIÓN

EDUCATIVA

ATANASIO

GIRARDOT

Col. Girardota la Nueva

474

1255

17%

Col. Atanasio Girardot

463

E.R San José

26

E. R. Olaya H. (Juan Cojo)

168

E. R La Manga

124

CENTRO

EDUCATIVO

NUESTRA SEÑORA

DEL CARMEN

Col. N. Sr del C. (Encenillos)

214

657

9 %

E.R El Yarumo

80

E.R El Cano

50

E.R El Palmar

58

E.R Faustino Z. (La calera)

27

E. R La Meseta

23

E.R San Diego (Cabildo)

205

CENTRO

EDUCATIVO

SAN ANDRÉS

Col. San Andrés

385

909

13%

E.R La Peña

202

E.R Mercedes Abrego

45

E.R El Socorro

47

E.R Potrerito

46

E.R La Matica

107

E.R La Matica (Parte Alta)

27

E.R Hernando A. (Paraíso)

50

CENTRO EDUCATIVO

EMILIANO GARCÍA

Col. Emiliano García (ver foto 16)

1309

1309

19%

CENTRO EDUCATIVO

COLOMBIA

Col. Colombia

1051

1051

15%

TOTAL

7131

100%

8. Fuente: PEM. Plan Educativo y Cultural del Municipio de Girardota. 2003-2006


Foto 16. Patio interior del Colegio Emiliano García

En los últimos años, el sector oficial ha atendido al 75 % de los estudiantes; Sin embargo 631 niños, niñas y jóvenes continúan en el municipio ausentes del sistema educativo (6 %).

La cobertura por niveles educativos se comportó en 2002, así: Preescolar: 7%, Básica Primaria: 54%, Básica Secundaria: 26% y la Media: 12%.

El mejor indicador de escolaridad (Tabla 20) lo presenta el nivel de básica primaria donde el porcentaje superior al 100% se interpreta en la atención de personas por fuera del municipio o personal fluctuante en la región. La menor proporción las presenta el grado preescolar explicable en parte por el ingreso al sistema educativo a partir de los 5 años y no tener población escolarizada de 3 y 4 años.

En todos los niveles de educación, la mayor proporción de estudiantes es atendida por el sector oficial respecto del sector privado.

Las tasas de escolaridad rural pueden originarse por causas relacionadas con la aplicación de criterios de eficiencia (desde el punto de vista económico) en la asignación de los recursos, reflejándose en niveles de educación incompletos en la zona rural, en migraciones a causa de la violencia, en la distancia de la escuela, en desinterés de la población rural por la educación, en niveles de desnutrición, en el empleo laboral de los niños y jóvenes para ayudar económicamente a sus familias; hipótesis éstas que es importante investigar para asumir acciones que las contrarresten.

Tabla 20. Población en edad escolar y alumnos matriculados por niveles

NIVEL

TOTAL

POBLACIÓN EN LA EDAD ESCOLAR

TOTAL

MATRICULADOS

TOTAL

MATRICULADOS

EN EDAD ESCOLAR

PREESCOLAR

3 a 5 años

2242

908

838

B. PRIMARIA

6 a 11 años

3786

4894

4282

B. SECUNDARIA

12 a 15 años

3191

2902

2372

MEDIA

16 a 17 años

1142

1026

683

TOTAL

3 a 17 años

10361

9730

8175

9. Fuente: PEM. Plan Educativo y Cultural del Municipio de Girardota. 2003 - 2006

Dentro del plan de desarrollo educativo del municipio proyectado para el 2006 se destacan:

• Los incentivos para los colegios, y profesores con altos desempeños.

• La inversión en la adecuación de las plantas físicas

• La implementación de programas especiales para niños con dificultades de aprendizaje y para niños con talentos excepcionales.

• Fomento a la investigación educativa a través de la creación de semilleros, la comunicación de experiencias innovadoras y la realización de foros, la creación de redes de educadores por áreas, entre otras.

• La promoción de la educación Integral, con programas de escuelas saludables, educación en salud, complementación alimentaria, fortalecimiento de los restaurantes escolares, etc.

Quedan planteados en este plan a manera de grandes retos:

• Ampliar la cobertura con calidad.

• Ampliar la cobertura en el área rural para los grados Sexto.

• Conformación de un sistema de Educación superior para el Municipio de Girardota.

En total la población en edad escolar representa el 29% de la población del Municipio.

5.6. Servicios Públicos


Mediante el acuerdo No. 3 del 14 de Junio de 1905 se destinó una partida para la reparación del acueducto municipal. La cantidad estipulada fue de 20 pesos, una cifra baja que serviría para complementar la asignada para este rubro a través del departamento de obras públicas. Parece que el daño no era muy grande o no existía una clara conciencia sobre la importancia de construir un acueducto más moderno, acorde con el crecimiento de la localidad. Esta partida se puede comparar con la que se aprobó para la construcción de una escuela de niñas, $16.910 proveniente de la renta de licores que el departamento le cedió al municipio

El servicio de energía eléctrica a comienzos del siglo XX era prestado a la municipalidad por particulares. Por el alto precio de la energía pagada, el Concejo Municipal aprobó un estudio que indicara el costo de instalación de una planta eléctrica y la negociación con bancos a fin de conseguir un empréstito para la obra. Sin que la obra se haya planeado siquiera, el mismo acuerdo estipuló concederle alumbrado gratuito a la iglesia parroquial (con 50 focos), la capilla y casa del hospital (con 20 focos) y la capilla y casa del Colegio La Presentación (con 15 focos) y la Casa Cural con 10 focos .

Otro de las acciones que aprobó fue autorizar al personero para comprarle al señor Eladio Londoño un terreno donde se instalaría la planta eléctrica . En la finca de este señor, llamada El Salto, ubicada en el paraje del mismo nombre había sido ubicada ya la planta para el acueducto, por lo que comprarle otro terreno para la planta eléctrica, parecía un negocio más de los celebrados entre parte y parte. La planta eléctrica sería ubicada en un terreno contiguo a la quebrada El Salado, un cuadrado de 25varas por cada lado, por el que el Municipio pagó la no despreciable suma de $20.000, en tanto que aprobó concederle gratuitamente y a perpetuidad dos instalaciones de 5 bombillos de 16 bujías cada uno en las casa de habitación del vendedor . Parece que el negocio no era tan fácil, especialmente tratándose de una localidad que manejaba un presupuesto bajo y seguramente tenía poca capacidad para el endeudamiento; al año siguiente se firmó un contrato más adecuados a los recursos propios, el Personero municipal firmó con el señor Juan de Dios Jaramillo un contrato para dotar a la población de luz eléctrica por cuatro meses. El servicio constaba de 22 focos de 25 bujías, de los cuales, uno sería para el local de la escuela nocturna; pero el cuidado de los mismos debía ser constante, ya que el contratista informaba que en caso de pérdida sólo podría cambiarlos por focos de 16 bujías, debido a su escasez. Por este servicio, el municipio le pagaría al señor Jaramillo $30 mensuales y lo exoneraba de pagar impuestos por el tiempo que durara el contrato

En 1967, varias empresas eran las encargadas de prestar los servicios públicos: la energía era servida por la Electrificadora de Antioquia, el acueducto por la Empresa de Acueductos y Alcantarillados de Antioquia S.A. (ACUANTIOQUIA), tomando los caudales de las quebradas El Salado y El Tigre; al parecer, este servicio tenía serias deficiencias en 1967, puesto que se carecía de tanque de purificación y filtración .

Acuantioquia prestó sus servicios a la localidad hasta la última década del siglo XX, momento en el cual asumió estas funciones las Empresas Públicas de Medellín, que instaló un sistema de acueducto moderno (Foto 17). El servicio telefónico era muy precario, hasta ese momento sólo tres de estos aparatos funcionaban en el municipio. El alcalde informaba a la revista Distritos que en poco tiempo se instalaría un cable para la colocación de 100 teléfonos por parte de las Empresas Públicas de Medellín - EPM.

La microcuenca de la quebrada El Salado ha sido vital para el abastecimiento de agua a la población de Girardota. Esta y otras quebradas todavía abastecen algunas veredas que es llevada hasta los hogares por medio de tuberías plásticas. Otro uso de la Quebrada es el aprovechamiento de su potencial hidroeléctrico, especialmente para las industrias que se ubican en la cabecera de la localidad.

Foto 17 Inauguración de acueducto, alcantarillado y gas

5.7 Los caminos del progreso


Paralelo a la ribera del río Medellín está la carretera troncal de Occidente, que conecta a la cabecera por un ramal de 1 y 1/2 kms. Tiene además un ramal del Ferrocarril de Antioquia que sigue también paralelo al río.

El despuntar del siglo XX trajo para los antioqueños nuevas posibilidades de desarrollo económico que fortalecieron una idea de progreso y de confianza. Ya el ferrocarril de Antioquia, que había partido desde Puerto Berrío en 1874, se acercaba al Porce y pronto continuaría por el valle de Aburrá, siguiendo su camino hacia Medellín. En 1911 se inauguró el tramo entre Botero y Barbosa, luego se inauguraron las estaciones de Copacabana, Girardota y Bello. El progreso estaba ya tocando las puertas de los Girardotanos, pero no todos opinaban lo mismo sobre las ventajas de acercarse a un mundo moderno. Algunos interpretaron que las buenas costumbres, la religiosidad, el espíritu apacible serían alterados irremediablemente. Nos contaba uno de nuestros contertulios de la tercera edad en uno de los talleres del recuerdo que el cura de la parroquia prohibió a sus feligreses asistir a la inauguración de la estación porque sentía que el pecado se aproximaba peligrosamente. No obstante, en Girardota se construyeron, además de la estación, una bodega para el almacenamiento de mercancías y un local más sencillo en la vereda San Andrés.

El uso privado de los bienes públicos es otro de los elementos que se pueden rastrear a lo largo del siglo XIX. Como entidad del orden de lo departamental, la administración del Ferrocarril de Antioquia dependía de Medellín y nada podía resolver los municipios por donde pasara la línea férrea. Lo anterior se palpa en la solicitud que el jefe de la Estación Girardota le hizo al jefe de arrendamientos de Medellín en 1949 para que no renovara el contrato de arrendamiento de cuatro locales contiguos a la estación suscritos con la señora Luisa Morales V. Con varias razones, el citado funcionario solicitó que estos locales fueran anexados a la estación puesto que podían prestar múltiples servicios a la misma: para dejar en ellos los animales que llegaran a la estación, para descargar materiales de la empresa o para que este funcionario pudiera tener allí una vaca "por la escasez de leche y por lo aislado que se encuentra la estación del pueblo". La solicitud del empleado no fue oída y le fue renovado el contrato de arrendamiento a la señora Morales. .

En el mismo plan de modernización mediante la construcción de vías públicas, se inserta el tranvía de Girardota. La Ordenanza 13 de 1919, facultó al municipio de Girardota para que ocupara del camino que va desde la estación del tren hasta la cabecera, una parte con una carrilera destinada al tranvía eléctrico El Acuerdo municipal que aprobaba el contrato con la firma Cock Sanín Villa y Compañía había sido firmado en 1918. Estipulaba que sería destinado para la movilización de pasajeros y de carga entre la estación Girardota del Ferrocarril de Antioquia y la cabecera municipal Con esta misma firma, el municipio había contratado ese mismo año la prolongación de las calles Rhin y Santander, las gestiones para conseguir del ferrocarril de Antioquia algunos rieles en desuso que sirvieran para la planta eléctrica (junto con los del tranvía). Los honorarios por estos servicios eran la no despreciable suma de $700, claro que en un contrato posterior, que incluía la gestión de un préstamo en Estados Unidos, los honorarios fueron fijados en 8% del valor de la obra .

Pero los tropiezos apenas comenzaban. El municipio debió esperar cinco anos para comenzar las obras, o sea, hasta 1923. El empréstito que se consiguió no fue de $50.000 como se esperaba, sino de $30.000. Se contrató al señor Ismael Hernández para suministrar al municipio 200 traviesas (polines o durmientes) en madera de comino o canelo perfectamente sana pagándole $1560 por este servicio . Así mismo, se contrató al ingeniero Martín Acevedo para el trazado del tranvía, el estacado de nivelación, el movimiento de tierra y la elaboración del plano topográfico.

"Salía desde la calle 6, frente a la casa donde hoy esta e! restaurante "La Barra". En ese entonces no existía la carrera 15 hacia e! norte, Allí se encontraba el reversadero. Era una especie de Hache mayúscula muy larga, en la mitad estaba unida y tenía hacia abajo un eje que le permitía girar. Cuando llegaba el tranvía lo volteaban de manera que entrara a esa redondela mientras se organizaba los pasajeros que iban a la estación del ferrocarril. Seguía en línea recta por la calle 6, llegaba a la esquina de Felipe Ochoa (carrera 17) que era mi abuelo materno, Seguía y llegaba a la esquina de Don Plácido Londoño, y giraba por la carrera 18, pasaba por el cobertizo, que era la estructura de hierro con techo donde se guardaba en el frente de la actual iglesia de San Esteban. Por allí los rieles giraban describiendo media circunferencia para voltear hacia la izquierda, seguía por el solar de los Patochos o Luis Muñoz, bajaba por la gotera (El alero) del trapiche Caballo Blanco, dejaba sobre la izquierda la casa de Teresa Marrana y seguía la carretera vieja. El paso sobre el río lo hacía sobre un puente de madera y teja de barro, finalmente llegaba a la estación del ferrocarril en donde había un reversadero igual al de la plaza. El tranvía no seguía en línea recta como lo hacen hoy los vehículos por la actúa! calle 6, porque desde la carrera 18 la pendiente es muy pronunciada"

Era complicado el funcionamiento del tranvía. Don Arturo recuerda que el vagón, o mejor, el "vagoncito", no tenían posibilidad de voltear, era la misma gente la que lo conducía en las curvas y lo volvía a encarrilar

5.8. El trazado de las vías


A comienzos del siglo XX la construcción de vías en la localidad fue una de las prioridades de la acción del Concejo y la administración municipal. Estas vías debían pasar en no pocas ocasiones por terrenos y propiedades de algunos contribuyentes, lo que implicaba una negociación de estos terrenos o la expropiación por vía administrativa. Se trataba de crear una red vial para el municipio, acorde con el crecimiento que ya estaba mostrando, por eso se prolongaron algunas calles y se abrieron otras nuevas. En 1907 fue declarada de utilidad pública la apertura de las siguientes vías:

* Una que partía de la esquina donde estaba ubicada la casa del difunto Luciano Jaramillo, pasando por los predios de los señores Eusebio Jaramillo e Isidoro Barrientos hasta la calle del cementerio, en una extensión de cuatro cuadras.

* Una que partía de la calle "La Santana", hasta predios de don Eusebio Jaramillo y otros y que salía al frente de la casa de don Lucio Londoño.

* Prolongación de la calle del Rhin hasta cruzar con otra que partía de la entrada a la finca de los señores Raimundo y Juan Londoño.

* Una que parte de la calle Santana que forme manzana y salga a la calle continuación de la de El Rhin

* Calle de El Totumo que debe prolongarse hasta el cementerio

* Continuar la calle de las Anolinas o de don Celedonio Jaramillo hasta engranar con la primera calle, o sea la que partía de casa del difunto Luciano Jaramillo en un trayecto de dos cuadras.

* Calle que parte del hospital hasta engranar con la del cementerio en un trayecto de dos cuadras.

* Continuación de la calle El cementerio, cruzando por los predios de don Isidoro Barrientos, contigua a la casa de don Plácido Londoño, hasta la carretera

* Continuación de la calle que parte de la casa del señor Angel María Tobón, pasando por el solar de un señor Juan de Jesús Londoño, hasta la quebrada El Salado.

Tal vez estos trabajos se hicieron de manera lenta, porque apenas en 1915 los señores Barrientos de Medellín entablaron una demanda contra el Municipio, la que fue aceptada por Eladio Londoño. Ellos reclamaban el pago de perjuicios ocasionados por la apertura de varias calles que pasaban por sus propiedades de la parte alta de Girardota. Para este percance, el municipio contrató un abogado a quien le pagó $50 de honorarios por defender la causa del distrito.

5.9. El deporte en Girardota


En los últimos años y más específicamente en el último gobierno municipal, el deporte de Girardota se ha visto impulsado para conseguir mejores resultados y mayor cobertura en servicios a la comunidad.

Una de las propuestas que busca el aprovechamiento del tiempo libre y la construcción de estilos de vida saludable para la población girardotana son los centros de iniciación y formación deportiva (CIFD) que busca adiestrar en las disciplinas deportivas de Fútbol, Baloncesto, Ajedrez, Voleibol, Tenis de Mesa, Atletismo, Fútbol de Salón, Tejo, Natación, Patinaje, Bicicross, Ciclismo, Ciclo montañismo, Karate Do, Gimnasia Aeróbica, Taekwondo y Balonmano.

Igualmente hay otras posibilidades que brinda el Inder Girardota como son los festivales recreativos escolares, las vacaciones recreativas y las caminatas ecológicas- recreativas. Para el caso de las personas discapacitadas también hay servicios gratuitos de gimnasia, piscina y recreación dirigida. En cuanto a resultados, Girardota se ha visto obligada a mejorar su nivel deportivo por la competitividad de sus vecinos del Área Metropolitana que poseen un desarrollo superior en algunas disciplinas deportivas. Sin embargo estos son los logros más recientes del municipio en el aspecto deportivo.

EN FÚTBOL, la especialización se ha dirigido hacia los equipos de Pony Fútbol, motivados por la primera clasificación a la XVIII final nacional de la categoría donde alcanzaron los octavos de final. Para este fin, han formado semilleros veredales y urbanos que han sacado representantes infantiles a las divisiones menores del club Atlético Nacional.

EN BALONCESTO, un logro importante ha sido la clasificación a la copa Saludcoop hasta la fase de octavos de final y ser denominado como el representativo de Girardota como equipo revelación y juego limpio en la rama masculina. En cuanto a la femenina, se encuentra en proceso de fortalecimiento y sus apariciones en torneos han sido más locales.

Con respecto a LA NATACIÓN, el "Club Acuario" ha sacado buenos prospectos que pueden llevar al municipio en un futuro cercano a ser la base de la selección Antioquia de la disciplina. Para esto, se han dispuesto clases para adultos, adolescentes, y niños desde los tres años de edad.

EN BICICROSS, Girardota cuenta con la mejor pista y la más técnica de Colombia, por encima de otras tan importantes como la de Bogotá y la de Caucasia.

El municipio cuenta con una gran representación a nivel departamental, nacional e internacional. Los infantiles Juan Pablo , de 7 años, y , Diego Arboleda, de 6, consiguieron en el 2002 el segundo y tercer puestos respectivamente, en el campeonato mundial disputado en Paulinia (Brasil). Ahora, las miradas de ambos pequeños están en el mundial de Australia en el 2003.

En la misma línea, EL CICLISMO ha sido otra de las disciplinas que mejor han representado el municipio a nivel departamental, nacional e internacionalmente. El pedalista, Wilson Meneses Gutiérrez, de 21 años, ha logrado medallas de oro en los campeonatos panamericanos del kilómetro en Quitó (Ecuador), al igual que en los Juegos Centroamericanos en San Salvador. Meneses alcanzó a competir en los campeonatos mundiales de pista en Dinamarca, donde alcanzó gran roce internacional.

En el 2003, viajará a Suiza para estudiar, entrenar y seguirse preparando a escala mundial. Para su desplazamiento a tierras Europeas contó con el apoyo de importantes entidades como el Comité Olímpico Colombiano, la Federación Colombiana de Ciclismo, Coldeportes Nacional, Indeportes Antioquia, el Centro de Altos Logros y el Inder Girardota.


Otro deporte similar, EL CICLOMONTAÑISMO, ha logrado posicionar dos de sus representantes dentro de los cinco primeros lugares de la clasificación nacional.

Con respecto a otras disciplinas no tan representativas como el balonmano (antaño base de la selección Antioquia y Colombia), Voleibol, microfútbol, patinaje, y karate do, se están realizando todos los esfuerzos posibles para evidenciar un progreso significativo y que estos sean dignos de competir a la par de municipios " potencia" en el sector como Bello, Medellín, Envigado o Itagüí.

Otros deportes como el Atletismo, Tejo, Ajedrez, Tenis de Mesa, Billar y Pesca, serán difundidos en el 2003 con mayor fuerza en las primeras olimpiadas interbarrios e interveredales que piensa organizar el municipio para este año.

En cuanto a proyectos que se han realizado hasta finales del 2002, están la construcción de la zona húmeda (Sauna y Turco), la reinauguración del gimnasio multifuncional (uno de los mejores del Área Metropolitana), el partidor electrónico de la pista de Bicicross, la iluminación del estadio municipal y la remodelación de la planta física del INDER.

Quedan como proyectos pendientes, la construcción de cinco placas polideportivas para Balonmano, Tejo, Volley Playa, Tenis de Campo y microfútbol y una pista de patinaje alrededor de éstas, al igual que una pista de Skate.

Cabe resaltar que Girardota ocupó el puesto 22 del cuadro general de medallería entre las 80 delegaciones que participaron en los XXV Juegos Departamentales Guatapé 2002, apuntando que consiguió cinco preseas con tan solo seis deportistas en competencias.

Todos estos resultados y proyectos emprendidos son muestra de una gran voluntad y apoyo por parte del programa del actual gobierno municipal que busca impulsar y diversificar el deporte y la recreación en los distintos sectores geográficos del municipio

REVISTA DISTRITOS, 1967, p.15

PEM. Plan Educativo y Cultural del Municipio de Girardota. 2003-2006

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 12 de 1907, fol. 160.Acuerdo No. 3 de Junio 14 de 1905, fol. 136.

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 12 de 1907, fol. 160. Acuerdo No. 2 de noviembre 7 de 1905, fol. 135

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 9 de 1914, fol. 61

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 13 de 1914, fol. 66

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 14 de 1914, fol. 66

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No 12 de 1915, fol. 81.

REVISTA DISTRITOS, 1967, p.19, 21

CORREA, Op. Cit., p. 23

REVISTA DISTRITOS, 1967, p.9

CORREA, Op. Cit., p. 23

UPB, Op. Cit. P. 43

A.H.A. Fondo Ferrocarril de Antioquia C.F.A. 96, oficio #55.

UPB., op. Cit., P. 44

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Acuerdo No. 29 de 15 de abril de 1918

MUNICIPIO DE GIRARDOTA Acuerdo No. 21 de 23 de febrero de 1918

Acuerdo 29 del 15 de abril de 1918

Acuerdo No. 69 de 26 de junio de 1919

Acuerdo 32 del 19 de marzo de 1923

UPB. Ibid. p. 46. Entrevista concedida por el Pbro. Mario Sierra el 7 de Junio de 1999 al Proyecto sobre Patrimonio Arquitectónico de Girardota.

Taller del Recuerdo, Recuerdos de la Tercera edad. Girardota, Casa del Abuelo. Relato de Arturo Arenas

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 12 de 1907, fol. 160.

MUNICIPIO DE GIRARDOTA. Archivo Administrativo. Acuerdos. Tomo 1. 1907-1917. Acuerdo No. 5 de 1915, fol. 73

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